HISTORY BY CENTURY

Welcome to this section.  As editor, my goal is to gather and compile information which will give readers a perspective on the Spanish presence and their contributions to the history and populating of the world.  

As a nation, the Spanish soldiers and sailors were the most dedicated, obedient, faithful, and successful in following the directive given by our Lord Jesus Christ to  . . . . .  "Go ye therefore and teach all nations,  baptizing them in the name of the Father and of the Son and of the Holy Ghost.   Matthew 28:19-20

Spanish soldiers accompanied the Catholic priests who carried the gospel of Jesus Christ all over the world.  They also protected the indigenous who choose to live in the mission quarters.  For forty years, I have come across bits of primary documents that tell a different story, than the history I was taught in high school.  

I welcome any incidents which you have come across which made you question the history you were taught.  For example: 
I just learned recently that the feed needed for the horses brought from Spain,  had a higher priority than the supplies for the men. 

It was with much sacrifice that the horses made the journey.  It was the Spanish horses which made the exploration of the continents possible.  The Lewis and Clark's northern water route was quite limited.  It did come close to the vast areas of mountains, deserts, plains, islands and coast traversed by the Spanish in the Americas,  and every where else in the world. 




 


HISTORY BY CENTURY

1400s

 

 


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Royal Family Trees
Sent by Carl Campos y Escalante


Aztec Monarchs Family Tree
Holy Roman Emperors Family Tree (from Charlemagne)
https://www.youtube.com/watch?v=VEtkeLvTchc 
Spanish Monarchs

Kings and Queens of England
Scotish Monarchs Family Tree

French Monarchs

Ottoman Sultans Family Tree

Portugal Monarchs Family Tree
 https://www.youtube.com/watch?v=j1Xp84lt__0
Russian Monarchy Family Tree

Swedish Monarchy Family Tree

Egyptian Pharaohs Family Tree (from 18th Dynasty)
https://www.youtube.com/watch?v=HaZmGPePdTg
Ancient Egypt History and Mythology / Egipto Antiguo historia y mitología
 
 
Map: Roman Emperors 
Costa Mediterranea desde Barcino - Narbonense hasta Liguria
https://www.youtube.com/watch?v=hISOjByDmlo  

Map: Ancient history Family Tree   

Found by: C. Campos y Escalante (campce@gmail.com)

La lectura cura la peor de las enfermedades humanas, "la ignorancia".
  Reading cures the worst of human diseases "Ignorance"
 

 

MIMI . . . CHECK THE BIBLIOGRAPHY . . .  NEED DATES  below

 


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Las guerras tarasco-mexicas fueron una serie de conflictos bélicos, que tuvieron las dos entidades políticas más poderosas de Mesoamérica, desde 1476/77 hasta la Conquista española en el siglo XVI. Por una parte estaba el Tzintzuntzan Irechequa (“Reino de Tzintzuntzan”) que abarcó gran parte del actual Estado de Michoacán y territorios limítrofes, y la Tripe Alianza o Excan Tlatoloyan mexica, que logró extenderse por la mayor parte del centro de México, la costa del Golfo, Oaxaca, y tener presencia en algunos territorios de Chiapas y Guatemala. Gracias a las investigaciones recientes sobre estos conflictos que duraron más de 40 años, se puede tener una visión más completa sustentada en fuentes documentales y arqueológicas, logrando superar la imagen distorsionada elaborada por la imaginación calenturienta de algún literato o apasionado de la historia desinformado. En el presente texto presentamos algunos de los puntos más importantes de estas guerras, que decidieron el destino de millones de seres humanos en la segunda mitad del siglo XVI.

Los chichimecas de los lagos de Pátzcuaro y Texcoco (Siglos XIII y XVI)

Las historias de los tarascos y mexicas comparten algunas similitudes, ya que ambos pueblos se reivindicaron como originarios de las regiones norteñas habitadas por indígenas chichimecas. El linaje “chichimeca” más poderoso de los que se asentaron en el lago de Pátzcuaro en el siglo XIII, fue el de los uacúsecha (águilas), cuyo dios patrono fue Curícaueri. Tras varias alianzasMIM matrimoniales, intrigas y guerras con los isleños y otros linajes “chichimecas”, los uacúsecha lograron hacerse con el control de la cuenca de Pátzcuaro durante los últimos años de vida de Taríacuri (ca. 1420), y derrotar a sus enemigos y parientes más poderosos de Taríaran y Curínguaro. Taríacuri heredaría el poder a sus sobrinos Hirepan, Tangáxoan y un hijo, Hiquíngaje, quienes establecerían el Triunvirato Ihuatzio-Pátzcuaro-Tzintzuntzan, quienes entre 1420-1450 realizarían muchas conquistas en Michoacán.

Los mexicas según sus historias vinieron de un lugar al norte llamado Aztlán , guiados por su dios patrono Huitzilopochtli (Zinzuviquixo en tarasco), y tras peregrinar por décadas (junto con otros grupos incluyendo los tarascos), se asentaron en un islote del lago de Texcoco durante el siglo XIV, donde vivieron muchos años subyugados a los señoríos ya establecidos, esforzándose por emparentar con los linajes de ascendencia “tolteca”. Tras conspirar con varios aliados, Itzcóatl y Moctezuma Ilhuicamina iniciaron una revuelta contra los tepanecas, logrando derrotar a Maxtla e independizarse de Azcapotzalco en 1428. Establecieron la Excan Tlatoloyan o Triple Alianza, compuesta por México-Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. Bajo el gobierno del huey tlatoani Itzcóatl, el primer objetivo fue reconquistar los dominios de los tepanecas, iniciando la conquista del valle de Toluca en 1430.

Imagen 1. Los dioses patronos de los tarascos y mexicas ataviados como “chichimecas”. Izquierda: El dios Tiripeme Curícaueri (“Precioso que es Fuego”) según la lámina XIX de la Relación de Michoacán (Detalle). Derecha: el dios Zinzuvquixo (Tzintzuni=”colibrí”, Uquixo=”izquierda, zurdo”, “Colibrí Zurdo”), nombre tarasco de Huitzilopochtli. Códice Telleriano-Remensis, f. 25 (Detalle).

Calma tensa en los lagos (1420-1476)

Estos conflictos en el centro de México, se dejarían sentir pesadamente entre los pueblos otomís, matlatzincas, mazahuas, ya que sus señoríos se encontraban en los valles intermontanos en medio de las dos cuencas de Pátzcuaro y Texcoco. Ante el avance mexica estos pueblos empezaron a migrar a Michoacán, buscando refugio con los tarascos. El Códice de Huichapan menciona que un pueblo otomí fue destruido, y migraron hacía Michoacán en 1436; este tipo de migraciones data de tiempos anteriores, y fueron constantes durante las siguientes décadas, el mismo códice menciona otra migración de otomís en 1460, y una de mazahuas en 1467. Para el año 1440 subió al trono de México-Tenochtitlan, Moctezuma Ilhuicamina, conquistando en las siguientes décadas las poblaciones de Xilotepec, Taxco, Nochtepec, Teticpac, Tepecoacuilco, Tlacozauhtitlan, Coatepec, Tenetzinco, Cocollan, Coatlan, y las poblaciones chontales de Acapetlahuayaca, Oztuma, Chuapan e Ixcateopan. Con estas conquistas, los mexicas lograron apoderarse de una parte importante de la cuenca del río Balsas.

Un acontecimiento fundamental ocurrió en la cuenca de Pátzcuaro, aproximadamente para 1450 y bajo circunstancias no mencionadas en las fuentes, el hijo de Tangáxoan llamado Tzitzíspandácuare (en las fuentes nahuas se le nombró Camacoyáhuac), centralizó el poder en Tzintzuntzan, relegando la importancia de Pátzcuaro e Ihuatzio y finalizando el período del Triunvirato, por lo que se inició una nueva fase de expansión territorial ahora ya como Tzintzuntzan Irechequa, que llevaría a los tarascos q conquistar Zacatula, Colima y parte de Jalisco. En la Relación de Michoacán se hizo alusión brevemente a los movimientos de tropas tarascas hacía el Este: “Zizíspandáquare hizo algunas entradas hacia Tuluca y Xocotitlan y le mataron en dos veces, diez e seis mil hombres. Otras veces traía cativos.” (Alcalá, 2008 [1542], Segunda Parte, Cap. XXXV, f. 138v). En el Códice Telleriano-Remensis se menciona una campaña emprendida bajo el gobierno del cazonci (gobernante supremo tarasco) Tzitzíspandácuare hacia poniente en 1462: “Tuvieron una batalla los de Mechuacan y Xiquipilco, que es en el valle de Matalcingo” (Codex Telleriano-Remensis, f. 33v), incluso se mencionan expediciones a lugares lejanos como Xichú en Guanajuato. Esto manifiesta los intentos que tuvieron los tarascos de conquistar los territorios localizados al Oriente, especialmente el valle de Toluca antes de que cayera en la órbita de control mexica.

 



Imagen 2
. “Año de nueve conejos y de 1462 según la n[uest]ra [cuenta], tuvieron una batalla los de Mechuacan y Xiquipilco, que es en el valle de Matalcingo. Este año hubo un temblor de tierra.” Códice Telleriano-Remensis, f. 33v


Una referencia que dio Diego Durán permite saber que los mexicas ya temían el poderío tarasco para esas fechas, pues narró un episodio donde Tlacaélel le dijo a Axayácatl años después, cuando se preparaban para la guerra para conquistar Matlatzinco: “Hijo, no te alborotes; has de saber que antes de ahora fui de parecer, en tiempo de mi Hermano Motecuhzoma [reinó entre 1440-1469], de que se sujetase esa provincia por guerra, temiendo que no se hiciese (una) con los de Mechoacan y nos diese algún sobresalto y sinsabor algún día.” (Durán, 1984 [1579], T. II, Cap. XXXV, Pp. 268-269).

En 1469 murió Moctezuma Ilhuicamina, y subió al trono de Tenochtitlan el huey tlatoani Axayácatl (llamado Hacángari en la Relación de Michoacán), quien siguió con los intentos de dominar definitivamente el valle de Toluca. La oportunidad se presentó en 1475, cuando los matlatzincas se rebelaron contra los mexicas, por lo que se enviaron guerreros para sofocar la insurrección. Alonso de Zotita mencionó que a los matlatzincas “se quisieron levantar contra él [Chimaltecutli, quien se doblegó a los mexicas] porque los fatigaba demasiadamente por servir y contentar al de México, vino segunda vez contra ellos, y les dio guerra y los destruyó, y algunos se fueron fuera de su natural, especialmente los de Zinacantepec, que se fueron a Michoacán, adonde ahora llaman Tlaulan…” (Zorita, 1993 [1584], P. 197). En este punto de las circunstancias, el conflicto entre tarascos y mexicas era ineludible, ya que ambos buscaban pueblos para conquistar y apropiarse de sus excedentes por medio del tributo.

La victoria de los ejércitos de Tzitzíspandácuare sobre los de Axayácatl (1476/1477)

Una de las guerras más famosas de la historia mexica, sin duda es el intento de conquista que Axayácatl emprendió contra Michoacán en 1476/1477, donde los mexicas fueron aplastados a manos de los guerreros del cazonci, y el mismo Axayácatl huyó desastrosamente con los sobrevivientes. Se han dicho muchas cosas de este acontecimiento histórico, pero pocos habían analizado la información disponible. Las fuentes más ricas son las crónicas de Diego Durán y Hernando Alvarado Tezozómoc, así como otras breves referencias, que a pesar de las contradicciones en las fuentes, se pueden complementar, permitiendo contemplar la magnitud de esta campaña.

Los agresores fueron los mexicas, quienes quisieron probar el valor de los tarascos y experimentar sus fuerzas, capturar prisioneros para estrenar la Piedra del Sol, consagrar su templo, y subyugarlos para cobrarles tributo. Varían el número de combatientes que los mexicas y sus vasallos reunieron: Durán mencionó un ejército de 24,000 combatientes, mientras que Tezozómoc dio la cifra 32,300 combatientes. Los mexicas destruyeron el pueblo fronterizo de Taximaroa (actualmente Ciudad Hidalgo) en territorio tarasco; en la Relación de Michoacán se mencionó: “Otra vez vinieron los mexicanos a Taximaroa y la destruyeron en tiempo del padre de Motezuma llamado Hacángari [Axayácatl], y Zizíspandáquare la tornó a poblar…” (Alcalá, 2008 [1542], Segunda Parte, Cap. XXXV, ff. 138v-139).

 


Imagen 3
. Representación de los guerreros tarascos según Heath (1999, T. II, Pp. 72-75). La descripción está tomada de Heath y el origen de la fuente de Carvajal Medina (2019, P. 768):

Fig. 103. Cazonci tarasco Tzintzincha Tangáxoan [Relación de Michoacán, lámina XLIV]
Fig. 104. Guerrero tarasco noble [Códice Telleriano-Remensis f. 25v]
Fig. 105. Guerrero tarasco noble [Códice Telleriano-Remensis f. 33v]
Fig. 106. Guerrero tarasco noble [Relación de Michoacán, lámina XLI]
Fig. 107. Guerrero tarasco noble [Relación de Michoacán, lámina X]
Fig. 108. Guerrero tarasco noble [Lienzo de Tlaxcala, P. 52]
Fig. 109. Guerrero tarasco purépecha [Descripciones de la Relación de Michoacán y Relaciones Geográficas]
Fig. 110. Guerrero tarasco purépecha [Descripciones de la Relación de Michoacán y Relaciones Geográficas]
Fig. 111. Porteador tarasco purépecha [Relación de Michoacán, lámina XLIV]
Fig. 112. Sacerdote tarasco cúritiecha [Relación de Michoacán, lámina XXIV]

De ahí se movieron cerca de Zinapécuaro, donde dos espías matlatzincas informaron a Axayácatl  que los tarascos estaban armados con “hondas y varas tostadas arrojadizas, arcos y flechas, y macanas, con cuchillos de navajas, porras, y otras armas ofensivas, con muchas y galanas rodelas y divisas de oro, y plumas”; y que el ejército del cazonci Tzitzíspandácuare los superaba en número. Al escuchar la información de los espías, Axayácatl no se alegró, y sus consejeros viendo la flaqueza que mostraba el huey tlatoani, le dieron un consejo “bestial”, en palabras de Durán:  le dijeron que los mexicas nunca había temido a ningún enemigo ni se habían retirado sin pelear, y dieron a entender que sí se retiraban, iban a perder prestigió ante los otros pueblos, por lo que sólo podían morir o vencer, además su reputación ante sus enemigos y pueblos subyugados peligraría, ya que “habiendo venido sin ser llamados ni provocados que qué dirían las demás naciones.” (Durán, 1984 [1579], T. II, Cap. XXXVII, Pp. 282-283).

Al ver al ejército tarasco, Axayácatl se arrepintió, pero ya había dado la orden de avanzar, iban capitaneando a los guerreros los cuauhhuehuetque o “águilas viejas”, y por guerreros cuachic o águila; mandó que se pronunciaran arengas al ejército para animar a los guerreros. Del lado tarasco debieron ir capitaneando los guerreros quangáriecha o “valientes hombres”, guerreros nobles pertenecientes a esa orden militar (Carvajal Medina, 2017). Al parecer hubo un primer enfrentamiento con los tarascos, de quienes también varían las cifras de guerreros, 40,000 hombres de guerra según Durán, 50,000 hombres de guerra según Tezozómoc. En la versión de Durán se menciona que fue en un llano cerca de Zinapécuaro donde la iniciativa la tuvieron los mexicas contra “los tarascos, y fue tan sin provecho la arremetida, que, como moscas –dice la historia- que caen en el agua, así cayeron todos en manos de los tarascos.” (Durán, 1984 [1579], T. II, Cap. XXXVII, P. 283).

 

 

 

Imagen 4. Representación en el Códice Durán de la derrota de Axayácatl a manos de los tarascos en 1476-1477. Hasta donde tenemos conocimiento, es la única representación pictográfica en las fuentes sobre esta batalla (Durán, 1984 [1579], T. II, lámina 25, Cap. XXXVIII, P. 287 [en apéndice]).

En la versión de Tezozómoc se menciona que los mexicas lograron que los tarascos se replegaran a Charo, donde según se habían reunido 80,000 guerreros, que iniciaron una poderosa contraofensiva que derrotó definitivamente al ejército mexica, persiguiéndolos hasta los montes de Toluca. Axayácatl al ver la imposibilidad de la victoria dio la orden de retirada, huyendo y dejando atrás a más de 20,000 guerreros muertos o prisioneros, que posteriormente serían esclavizados o sacrificados en honor de Curícaueri. Se menciona que murió uno de los cuatro señores del consejo que elegían al huey tlatoani, y de forma dramática se narró:

“En esto los capitanes Tlacochcalcatl, Cuauhnochtli y Huitznahuacatl, apellidaron diciendo: ya vamos nosotros; llevaréis á Tenuchtitlan nuestra memoria: moriremos aquí en manos de nuestros enemigos; y llegados al campo que no bien acababan de llegar, cuando ochenta mil tarascos acometieron y mataron á los mexicanos. Dijo Ticocyahuacatl al rey Axayaca: ya con los ojos habéis visto las crueles muertes de todos los valerosos mexicanos: ya no podemos mas, por los pocos que aquí estamos en guarda de vuestra real persona: os ruego y amonesto que volvamos atrás. Obedeció el rey Axayaca al viejo capitan y volvieron las espaldas.” (Tezozómoc, 1987 [1598], Cap. LII, P. 423).

El punto de reunión de los restos del ejército de Axayácatl varía según la versión: Durán afirmó que se reagruparon en Ecatepec, mientras que Tezozómoc mencionó que fue en Tzinacantepec. Después de haber hecho la cuenta de sobrevivientes, mandaron mensajeros a México-Tenochtitlán para darle la mala nueva a Tlacaélel, quien al enterase, temió una contraofensiva tarasca, ya que “puso guardas a la ciudad y mandó tocar atambores y caracoles”, para poner de luto a la ciudad (Durán, 1984 [1579], T. II, Cap. XXXVII, P. 284).

Cervera Obregón ha mencionado que en los debates académicos y neófitos, se ha sobredimensionado el uso de armas de cobre por parte de los tarascos, como factor decisivo para haber obtenido la victoria. El cobre fue usado para elaborar ciertos tipos de armamento, pero como bien lo señala Cervera Obregón, los tarascos no tuvieron la capacidad material para armar un ejército de 40,000 guerreros con armas de este metal. Dos aspectos fundamentales para entender la victoria tarasca sobre los mexicas son: la superioridad numérica que mencionan las fuentes, y el conocimiento y uso del terrero por parte de los tarascos como parte defensora (Cervera Obregón, 2011, Pp. 203-209). Teniendo en cuenta esto, podemos observar cómo esta campaña mexica fue un aventurismo precipitado por parte de la clase dominante mexica, que como resultado inclinó la balanza a favor de los tarascos.

 

Imagen 5. “Artefactos prehispánicos de bronce con aleación de estaño: dos hachas, quizá también usadas para la guerra, punta de lanza laminada y con orificios para el combate cuerpo a cuerpo y tarequa o “coa o palo de cavar tierra” […]”, Museo del Estado, Morelia, Secretaría de Cultura de Michoacán” (Paredes Martínez, 2017, 193).

 

Las consecuencias después de la campaña

Con el ejército mexica aniquilado y el mito de su invencibilidad acabado, el prestigio de Tzitzíspandácuare se elevó por los cielos. Después del enfrentamiento, los movimientos migratorios de pueblos otomís, matlatzincas y mazahuas aumentaron. Varios pueblos del valle de Toluca migraron en masa al Tzintzuntzan Irechequa para 1479, huyendo de los maltratos y excesos de tributo mexicas: los matlatzincas poblaron lugares como Charo, Guayangareo y Huetamo; un grupo de otomíes cuyo señor se llamaba “Timax”, huyó del yugo mexica y se ofreció como vasallo del cazonci, quien les dio tierras en Taimeo; otro grupo de otomíes al mando del señor “Ucelo Apanze” se ofreció como vasallo del cazonci, asentándose en Necotlán, hoy Santiago Undameo (Véanse las Relaciones Geográficas de esos lugares en Acuña, 1987). Estos pueblos buscaron la protección militar de los tarascos a cambio de pagar tributos, acrecentar las flechas de Curícaueri (es decir sus el número de sus huestes), y luchar contra los mexicas y sus aliados, incluyendo a sus familiares del otro lado de la frontera.

La conformación de una frontera de guerra inició y se extendió más de 240 km., desde Acámbaro en el Estado de Guanajuato hasta Titilan del Río en el Estado de Guerrero, erigiéndose una serie de fortalezas y guarniciones, cuya materialización fue el aprovechamiento del terreno montañoso entre las cuencas de Pátzcuaro y Texcoco. Se erigieron una cadena de fortalezas que se extendió a ambos lados de la frontera en las décadas siguientes. Carlos Herrejón Peredo mencionó que del lado tarasco, los asentamientos principales con guarniciones o fortificaciones fueron, de Norte a Sur: Yuririapúndaro, Acámbaro, Maravatío, Taximaroa, Zitácuaro, Jungapeo, Susupuato, Tuzantla, Tiquicheo, Huetamo, Cutzamala, Pungarabato, Tlalchapa, y Ajuchitlán. Del lado mexica y de Norte a Sur, las guarniciones y fortificaciones más importantes se establecieron en Jilotepec, Timilpan, Xocotitlán, Ixtlahuaca, Villa Victoria, Valle de Bravo, Santo Tomás, Zacazonapan, Temascaltepec, Tejupilco, Amatepepec, Tlatlaya, Alahuixtlán, Ixcateopan, Teloloapan, Oztuma y Tetela del Río (Herrejón Peredo, 1978, Pp. 29-30). Tanto tarascos y mexicas, reforzaron las fronteras poblándolas con pueblos de distinto origen étnico y lingüístico, como los guamares, pames, otomís, mazahuas, pirinda-matlatzincas, chontales, cuitlatecos, chumbias, tolimecas y pantecas, para que resguardaran las fronteras y tuvieran la función de señoríos colchón.

 

Imagen 6. Principales fortalezas y guarniciones en la frontera tarasco-mexica (Hernández Rivero, 2004), modificación nuestra.

 

Equilibrio de poderes (1479-1502)

Axayácatl, huey tlatoani que es recordado por haber sido derrotado por los tarascos, murió en 1481 En su lugar subió al trono su hermano Tízoc, quien emprendió guerras hacía otras direcciones y fue considerado como gobernante débil. Para 1484 el Códice de Huichapan menciona otra rebelión de los matlatzincas, que fueron a refugiarse a con los tarascos; durante los años seguiría habiendo batallas y escaramuzas, pero de poca magnitud. En 1486 murió Tízoc, su sucesor sería Ahuízotl, para su coronación, se prepararon grandes festejos, y se enviaron embajadores a los señores de las entidades políticas enemigas más importantes: Tlaxcala, Cholula, Huejotzingo, Metztitlán, Tlatlauquitepec, Zacatula, Yopitzingo, e incluyendo al Tzintzuntzan Irechequa. Pero Tzitzíspandácuare rechazó ir, e incluso se mofó de los mensajeros, pues les dijo:

“”El otro rrey, Axayaca, ¿cómo tomó atreuimiento de osar poner los pies en estos mis rreynos? ¿Cómo dexó aquí muertos a todo su ynperio, [que] si no huyeran, nenguno quedara a bida? Y con esto bolueos, que no quiero yr allá” E paresçe se condolieron de nosotros. Porque sus guardias no nos matasen, nos binieron a dexar hasta mitad del monte». Y este es n[uest]ro mensaje de la parte de Mechuacan.” (Tezozómoc, s/f. [1598], Cap. 66, P. 281-282.)

Sin embargo, más adelante, se mencionó que después de una guerra para celebrar la coronación, los mexicas volvieron a enviar embajadas a los señores enemigos, en está ocasión, Tzitzíspandácuare si envió una embajada a la coronación de Ahuízotl. Si este testimonio es confiable, podemos considerar entonces que Tzitzíspandácuare vivió por lo menos hasta 1486. El sucesor de Tzitzíspandácuare fue su hijo Zuangua, quien se encargó de mantener las fortalezas y guarniciones en la frontera tarasco-mexica. Para 1490 los mexicas iniciaron la conquista de la costa de Guerrero, intentando cercar la frontera tarasca, por lo cual los tarascos intensificaron los ataques a la fortaleza de Oztuma, que estuvo constantemente sitiada hasta tiempos de la Conquista. En 1502 murió el huey tlatoani Ahuízotl, y en su lugar quedo el más famoso de los gobernantes mexicas, su primo Moctezuma Xocoyotzin, quien se encontraba en el valle de Toluca defendiendo la frontera contra los tarascos. Él también preparo grandes festejos para su coronación, y mandó llamar embajadores de los señoríos enemigos más importantes, en esta ocasión, el cazonci Zuangua sí envió embajadores tarascos con presentes a México-Tenochtitlan a la ceremonia.

 

La derrota de los ejércitos de Moctezuma II en Michoacán de 1517

Tenemos noticia que durante el reinado del huey tlatoani Moctezuma II, se realizaron varias campañas para intentar debilitar o conquistar a los tarascos. Se menciona por ejemplo que un capitán texcocano llamado Teuchchimaltzin, con autorización del tlatoani de Texcoco Nezahualpilli, consiguió capturar al señor de Zacatula llamado Yopicatl Atonal (Alva Ixtlilxóchitl, 1892 [1640], T. II, Cap. LXII, Pp. 279-281.). Con esto los mexicas lograron controlar una región muy rica e importante que había estado bajo dominio de los tarascos, y que ambicionaron reincorporar al Tzintzuntzan Irechequa. Pero por la lejanía y los frentes en los que los mexicas tenían que luchar, la conquista no duró mucho; cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, Zacatula era un señorío independiente del dominio tarasco y mexica. Pero la campaña más importante fue la registrada por Diego Muñoz Camargo, que ocurrió hacía 1517, cuando Moctezuma II emprendió un ataque contra el Tzintzuntzan Irechequa, cuyo objetivo era conquistar a los tarascos y obtener plata y cobre, al mando de una parte del ejército se encontraba el famoso tlaxcalteca Tlahuicole, atacando las poblaciones de Taximaroa, Maravatío, Acámbaro, Ucareo y Tzinapécuaro. El siguiente párrafo es la referencia más completa sobre esta campaña:

“Y fue esta la ocasión que como Moctheuzoma andaba en pretenciones de entrar por tierras de los Tarascos Michoacanenses, a causa que le reconociesen con plata y cobre que poseían en mucha suma y los Mexicanos carecían de ella, pretendió por fuerza conquistar alguna parte de los Tarascos. Mas como Catzonsi en aquellos tiempos reinaba, y fuese tan cuidadoso de conservar lo que sus antecesores habían ganado y sustentado, jamás se descuidó en cosa alguna; y así fue, que hecha una muy gruesa armada por los Mexicanos, al dicho Tlahuicole, prisionero de Tlaxcala, se le encargó por parte de Moctheuzoma, la mayor parte de esta armada, para hacer esta tan famosa entrada a los Michoacanenses, la cual se hizo con innumerables gentes, y fueron a combatir las primeras provincias fronteras de Michoacan que son las de Tacimaloyan que los españoles llaman Taximaloa, Maravatío y Acámbaro, Oquario [¿Ocurio o Ucareo?] y Tzinapécuaro. Aunque esta tan grande entrada se hizo a costa de muchas gentes, que en ella, murió de la una parte y de la otra, que puso terrible espanto a los Michoacanenses, aunque no les pudieron entrar ni ganar cosa alguna de su tierra, a lo menos trajeron los Mexicanos plata y cobre de la que pudieron robar en algunos reencuentros y alcances que hicieron en seis meses que duró la guerra, en la cual Tlahuicole hizo por su persona grandes hechos y muy temerarios, ganó entre los Mexicanos eterna fama de valiente y extremado capitán.” (Muñoz Camargo, 1892 [¿1592?] Lib. I, Cap. XV, Pp. 126-127).

Esta cita es de las pocas que mencionan que los tarascos hayan sentido “terrible espanto” de un una embestida mexica, ya que generalmente son mencionados como valientes, bravos, y que hacen ardides. Según el cronista franciscano Alonso de la Rea, escribió en 1643 que como testimonio de la cantidad de gente que murió en esta campaña de Moctezuma II que:

“Y si no, recurramos a los huesos que hoy se ven entre Maravatío y Tzitáquaro, cuyas memorias están representando la más ilustre victoria que tuvo el rey de Mechoacan ni alcanzó ningún monarca, contra el supremo Moctezuma, pues cuando más colérico y picado de los encuentros pasados descansa en medio de ellos, como el monte en medio de los huracanes, hasta que el rumor de nuevas invasiones le alteró, y alterado juntó gente, alistó cuadrillas y crió el más numerosos ejército que hasta entonces se había visto, cuyas ventajas pusieron en cuidado a la corona de Mechoacan; porque la gente que podría enviar a su resistencia no equivalía en la tercera parte, y así se valió de sus ardides, en que era tan valiente como por las manos. Y fue el caso que mandó juntar infinito bastimento de comida y de bebida, con tanta abundancia que no faltase; y marchando el campo hacia el del emperador, al hacerle rostro, en vez de plantar el ejército, sitiar los estandartes y levantar los pabellones, fueron tendiendo la comida y la bebida por todo el lienzo que cogía la copia militar de México; y al embestirles, dieron en correr los tarascos, fingiéndose fugitivos al horror de Moctezuma, y los mexicanos a seguirlos; cuando, de improviso, dieron en la comida y bebida; ellos, más hambrientos que belicosos, se dieron a ella, sin prevenir la cautela, y cuando más descuidados, revolvieron los tarascos y los desbarataron. Murieron infinitos y prendieron muchos tecos y matlaltzingas, de quienes se fundó el pueblo de Charó […] Donde veremos el estrago que hizo una cautela contra las mayores fuerzas, fingiéndose fugitivos los tarascos, para volver a acometer, rendir y debelar a su contrario. […] Como los mexicanos que, siguiendo el alance del tarasco fugitivo, no cuida del ardid fraguado y, cuando se ve en él, parece miserablemente, quedando la victoria por el rey de Mechoacan, por ardidoso y por valiente.” (Rea, 1996 [1623], Lib. I, Cap. VIII, Pp. 77-79).

Esta derrota de los ejércitos de Moctezuma II, inclinó la balanza a favor de los tarascos al final de la época prehispánica, pues se menciona que lograron colocar una guarnición a una distancia de 7 o 9 leguas de Ixtlahuaca, lo que indica que los tarascos ya estaban arrebatando terreno a los mexicas en el valle de Toluca, e intensificaron el asedio a la fortaleza mexica de Oztuma, en Tierra Caliente. Carlos Herrejón Peredo, después de analizar las fuentes sobre esta  batalla menciona que:

“sopesando, pues, todos los testimonios, nos inclinamos a creer que la expedición, a cargo del tlaxcalteca, consistió en una serie de incursiones con variada suerte para ambas partes, pero cuyo saldo final estuvo a favor de los mechoacanos. Así, resulta más coherente el panorama que ofrece la pugna a raíz de estos tiempos: los tarascos toman la ofensiva, amagando los fuertes mexicas del sur y llegando hasta las inmediaciones de Ixtlahuaca. De modo especial el complejo de Ostuma fue objeto de insistentes ataques y hacía el final de los imperios, los de Michoacán habían ganado todos sus baluartes, menos el principal, puesto en asedio.” (Herrejón Peredo, 1978, Pp. 37-38).

 


Imagen 7
. Guerrero noble tarasco de la orden quangáriecha (“valiente hombre”), asociados al planeta Venus, llamado por los tarascos como Kuangari joskua (“Estrella Valiente”), al que probablemente imitaban, al ser los primeros en presentarse en batalla y los últimos en retirarse. Ilustración de Vladimir Gómez. (Carvajal Medina, 2018).

 

Las últimas campañas de Zuangua contra los mexicas (1517-1521)

Si las fuentes sobre la última gran ofensiva mexica contra los tarascos son escasas, menos son los datos que pueden encontrarse sobre la ventaja adquirida por los tarascos al desenlace de esta, pero como comenta Herrejón Peredo, los tarascos tomaron la iniciativa y lograron avances importantes en territorio enemigo, pero ya tardíamente, justo antes o durante la presencia española en Mesoamérica. En la Información de los méritos y servicios de don Antonio Huitziméngari, 1553-1554, quedaron varios testimonios que mencionan la ventaja tarasca sobre los mexicas; en 1553 Diego Hernández Nieto, vecino de la ciudad de México que estuvo mucho tiempo en Michoacán, declaró que:

“…oyó decir a muchos de los naturales de México, antiguos, cómo tenían por gente muy belicosa e valiente y para mucho a los de la provincia de Michoacán, de que entre las guerras que entre ellos había habido, antes que viniesen los españoles, los de Michoacán habían llevado lo mejor…” (Aguilar y Afanador, 2018, P. 169).

Una de las preguntas del mismo documento pedía contestar sí los testigos sabían que “el dicho Cazonci fue Rey y señor legítimo de toda la tierra e provincia tarasca hasta delante de Culiacán [en Guanajuato], que son más de trescientas leguas de señorío y por la parte de México, fue señor hasta cerca de Toluca donde tenía su guarnición contra Moctezuma y los señores de México, con quien tenía continua guerra.” (Aguilar y Afanador, 2018, P. 116) Juan de Villagómez, vecino de la ciudad de México, contesto que “el dicho Cazonci fue señor he rey de toda la provincia de Michoacán he que tenia gente de guarnición contra Moctezuma la parte de Toluca he en otras partes…”. (Ibíd., f. 21v.) El doctor Frías de Albornoz, abogado de la Real Audiencia de México, declaró que sobre Tangáxoan Tzintzincha que:

“…por cosa notoria le han informado a este testigo personas de quien lo a inquirido, que tenia guarnición de gente contra Moctezuma, siete leguas de la cabecera de México en el Valle de Toluca que es más de treinta leguas de la cabecera de su señorío, e que allí la tenia a pesar de Montezuma y de su gente que contra el no tenia resistencia, siendo notorio, que por la parte de Oaxaca contra los Mixtecos tenia guarniciones, ochenta leguas e ciento de México, en el peñol de Cuilapa, que es una o dos leguas de Oaxaca, y en Cuestalavaca y en Teguantepeque y en otras muchas partes allí comarcanas, porque esta gente era menos valiente que los tarascos, y por eso, les era más fácil ofender a aquellos lejos de su casa que defenderse del Cazonci en su propia casa” (Aguilar y Afanador, 2018, P. 183).

La mayoría de los testigos mencionaron que el cazonci tenía una guarnición cerca de Toluca. Esta guarnición estuvo cerca de Ixtlahuaca (debido a las distancias mencionadas, entre 7 u 9 leguas) por un espacio muy breve de tiempo. Recuérdese que Boturini cuando mencionó que los límites territoriales del Tzintzuntzan Irechequa, dijo que “fuè en su Gentilidad este Reyno [de Michuacan] muy poderoso. Partìa sus confines con los de Mexico en Ixtlahuàcan, distrito de Tolùca…” (Boturini, 2007 [1746], P. 154).

También para finales de la época prehispánica, los tarascos mantenían un férreo sitio a la fortaleza de Oztuma (estuvo bajo sitio durante varios años de forma intermitentemente); la Relación Geográfica de la región mencionó que “y dicen que, cuando se sonó q[ue] había españoles en la tierra, tenían ganado los de Mechoacan todas las fuerzas, fuera [de] la principal, q[ue] los tenían allí retraídos. Y esto fue, como sup[ier]on que MOTEZUMA estaba preso,” es decir en 1520, pero líneas atrás, Lucas Pinto, autor de dicha Relación Geográfica proporcionó un dato muy importante, y es que “des[de e]ste fuerte, hacían la guerra a los de Mechoacan y, muchas veces, los cercaban y les ganaban algunas trinche[r]as y fosos, y vez hubo q[ue] tuvieron ganado hasta el fuerte principal, y tomadas más de cinco cercas y cavas.” Este pasaje se ha interpretado como que los tarascos lograron conquistar la fortaleza de Oztuma, que “era la más principal fuerza q[ue] los mexicanos tenían en todas las fronteras de Mechuacan” (Acuña, 1986, T. I, núm. 6, Pp. 291 y 286. Mayúsculas, corchetes y cursivas originales); para el caso tarasco, la principal fortaleza tarasca en la frontera era Taximaroa, que contaba con una muralla de troncos de madera.

El fin de las guerras tarasco-mexicas

En 1519 un ejército expedicionario español al mando de Hernán Cortés desembarcó en las costas de Veracruz, quien marchó a México-Tenochtitlan y capturó a Moctezuma II; para este tiempo los tarascos capturaron la fortaleza de Oztuma, con lo que tuvieron las puertas abiertas para conquistar la Tierra Caliente del actual Estado de Guerrero. Los mexicas enviaron varias embajadas a Tzintzuntzan para pedir ayuda a los tarascos contra los españoles, pero los tarascos desconfiaron, debido a la enemistad histórica; aunque sí enviaron embajadas y espías para saber quiénes eran los extraños recién llegados. Los mensajeros que visitaron a los tarascos contagiaron de viruelas a los nobles tarascos, y en 1520 murió el cazonci Zuangua, subiendo al trono su hijo Tzintzincha Tangáxoan que sería el último cazonci, muriendo años después el 14 de febrero de 1530, mismo mes que el aniversario de la muerte de Cuauhtémoc. El 13 de agosto de ese mismo año y después de un prolongado sitio, México-Tenochtitlan es tomada por las tropas de Hernán Cortés. Un año más tarde, el 25 de julio de 1522, el Tzintzuntzan Irechequa es conquistado “pacíficamente” por la expedición española al mando de unos de los capitanes de Hernán Cortés, Cristóbal de Olid. La conquista por  parte de los españoles de las dos potencias mesoamericanas del Posclásico Tardío, con capitales en Tzintzuntzan y México-Tenochtitlan, indicaría el fin de las guerras tarasco-mexicas, dando paso a un nuevo período en la milenaria historia indígena.

 

Fuentes:

  • Acuña, René (Editor)

  1. Relaciones geográficas del siglo XVI: México. México, Universidad Nacional Autónoma de México, III tomos, núms. 6, 7 y 8.

  2. Relaciones geográficas del siglo XVI: Michoacán. México, Universidad Nacional Autónoma de México, núm. 9.

  • Aguilar González, J. Ricardo; Afanador Pujol, Angélica J.

  1. Don Antonio Huitziméngari. Información y vida de un noble indígena en la Nueva España del siglo XVI. Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Nacional Autónomo de México, Escuela Nacional de Estudios Superiores.

  • Alcalá, Jerónimo de

  1. Relación de Michoacán. Estudio introductorio del Premio Nobel de Literatura, Jean Marie G. Le Clézio. Zamora, El Colegio de Michoacán.

  • Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de

  1. Obras históricas. Publicadas y anotadas por Alfredo Chavero. México, Oficina tipográfica de la Secretaria de Fomento, II tomos.

  • Alvarado Tezozómoc, Hernando de

s/f. Crónica mexicana [Manuscrito núm. 117 de la H. P. Kraus Collection]. Edición de Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro. México, App Editorial, (Cronistas de América, núm. 13).

  1. Crónica Mexicana / Códice Ramírez. Manuscrito del siglo XVI. Anotada por Manuel Orozco y Berra. 4ª edición. México, Editorial Porrúa, (Biblioteca Porrúa de Historia núm. 61).

  • Boturini Benaducci

  1. Lorenzo. Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional. Estudio preliminar de Miguel León-Portilla. 3ª Edición. México, Editorial Porrúa, (Sepan cuántos…núm. 278).

  • Carvajal Medina, Ricardo

  1. “Los quangáriecha. Órdenes militares, guerra y religión entre los antiguos tarascos”, en: Callicanto. Estudios históricos y patrimonio cultural. Guadalajara, Jalisco, editada por Xalixco. Estudios históricos y Patrimonio Cultural, edición especial núm. I, [El antiguo Occidente mexicano. Investigaciones recientes sobre arqueología y etnohistoria de Jalisco y Michoacán], año 3, vol. III, Octubre 2017-Febrero 2018, Pp. 78-92.

  1. La guerra en el Michoacán prehispánico en el Posclásico Tardío. Economía política, Estado y sociedad tarasca. Tesis para obtener el grado de Licenciado en Historia. Asesor: Igor Cerda Farías, Morelia, Facultad de Historia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2019.

  • Cervera Obregón, Marco Antonio

  1. Guerreros Aztecas. Armas, técnicas de combate e historia militar del implacable ejército que conquistó Mesoamérica. España, Ediciones Nowtilus, (Colección Historia incógnita).

  • Codex Telleriano-Remensis.

1562. Bibliothèque nationale de France, Département des Manuscrits, Mexicain 385.

  • Durán, Diego

  1. Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme. Paleografía, introducción y notas de Ángel Ma. Garibay K.. 2ª edición, México, Editorial Porrúa, II tomos, (Biblioteca Porrúa núms. 36 y 37), 1984.

  • Heath, Ian

  1. Armies of the Sixteenth Century. Gran Bretaña, Foundry Books, II tomos.

  • Hernández Rivero, José

  1. “La arqueología de la frontera tarasco mexica: arquitectura bélica”, en: Contribuciones a la arqueología y etnohistoria del Occidente de México. Zamora, El Colegio de Michoacán, (Colección Memorias), Pp. 115-155.

  • Herrejón Peredo, Carlos

  1. “La pugna entre mexicas y tarascos”, en: Cuadernos de Historia, Toluca, Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de México, abril-septiembre, núm. 1, Pp. 9-47.

  • Lastra, Yolanda; Bartholomew, Doris (Editoras)

2003. Códice de Huichapan. Paleografía y edición de Lawrence Ecker. 1ª reimpresión, México, Universidad Nacional Autónoma de México- Instituto de Investigaciones Antropológicas.

  • Lienzo de Tlaxcala

1892. Publicado por Alfredo Chavero. México, Imprenta Litográfica del Timbre, 1892.

  • Muñoz Camargo, Diego

  1. Historia de Tlaxcala. Publicada y anotada por Alfredo Chavero. México, Oficina tipográfica de la Secretaria de Fomento.

  • Paredes Martínez, Carlos Salvador

  1. Al tañer de las campanas. Los pueblos indígenas del antiguo Michoacán en la época colonial. México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social- Comisión Nacional para el Desarrollo de los pueblos Indígenas, (Colección “Historia de los pueblos indígenas de México).

  • Rea, Alonso de la.

  1. Crónica de la orden de N. Seráfico P. S. Francisco, Provincia de S. Pedro y S. Pablo de Mechoacan en la Nueva España. Edición y estudio introductorio de Patricia Escandón. Zamora, El Colegio de Michoacán-Fideicomiso Teixidor, (Colección Clásicos), 1996.

  • Zorita, Alonso de.

  1. Los señores de la Nueva España. Prólogo y notas de Joaquín Ramírez Cabañas. 3ª edición, México, Universidad Nacional Autónoma de México, (Biblioteca del Estudiante Universitario, núm. 32).

Found by: C. Camposy Escalante (campce@gmail.com)

 

 

 

 

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When Islam Came:  Remembering the rape of an ancient Christian city
by Raymond Ibrahim is a Shillman Fellow at the David Horowitz Freedom Center

This last May 29 was the 567th-year anniversary of the Islamic conquest of Constantinople, one of ancient Christianity’s greatest capitals that for the previous seven centuries had, as Europe’s easternmost bulwark, withstood Islam

Lesser known is what immediately followed this Muslim seizure of “New Rome”—which Turkey is immensely proud of—as described below (note: all quotes are from contemporary sources, mostly eyewitnesses):

Once inside the city on that fateful May 29, 1453, the “enraged Turkish soldiers . . . gave no quarter”:

When they had massacred and there was no longer any resistance, they were intent on pillage and roamed through the town stealing, disrobing, pillaging, killing, raping, taking captive men, women, children, old men, young men, monks, priests, people of all sorts and conditions…  There were virgins who awoke from troubled sleep to find those brigands standing over them with bloody hands and faces full of abject fury…  [The Turks] dragged them, tore them, forced them, dishonored them, raped them at the cross-roads and made them submit to the most terrible outrages… Tender children were brutally snatched from their mothers’ breasts and girls were pitilessly given up to strange and horrible unions, and a thousand other terrible things happened. . .

Because thousands of citizens had fled to and were holed up in Hagia Sophia, the ancient basilica offered an excellent harvest of slaves—once its doors were axed down.  “One Turk would look for the captive who seemed the wealthiest, a second would prefer a pretty face among the nuns. . . . Each rapacious Turk was eager to lead his captive to a safe place, and then return to secure a second and a third prize. . . . Then long chains of captives could be seen leaving the church and its shrines, being herded along like cattle or flocks of sheep.”

The slavers sometimes fought each other to the death over “any well-formed girl,” even as many of the latter “preferred to cast themselves into the wells and drown rather than fall into the hands of the Turks.”

Having taken possession of one of Christendom’s greatest and oldest basilicas—nearly a thousand years old at the time of its capture—the invaders “engaged in every kind of vileness within it, making of it a public brothel.” On “its holy altars” they enacted “perversions with our women, virgins, and children,” including “the Grand Duke’s daughter who was quite beautiful.” She was forced to “lie on the great altar of Hagia Sophia with a crucifix under her head and then raped.”

Next “they paraded the [Hagia Sophia’s main] Crucifix in mocking procession through their camp, beating drums before it, crucifying the Christ again with spitting and blasphemies and curses. They placed a Turkish cap . . . upon His head, and jeeringly cried, ‘Behold the god of the Christians!’”

Many other churches in the ancient city suffered the same fate. “The crosses which had been placed on the roofs or the walls of churches were torn down and trampled.” The Eucharist was hurled to the ground; holy icons were stripped of gold, “thrown to the ground and kicked.” Bibles were stripped of their gold or silver illuminations before being burned. “Icons were without exception given to the flames.” Patriarchal vestments were placed on the haunches of dogs; priestly garments were placed on horses.

“Everywhere there was misfortune, everyone was touched by pain” when Sultan Muhammad II (“Mehmet”) finally made his grand entry into the city. “There were lamentations and weeping in every house, screaming in the crossroads, and sorrow in all churches; the groaning of grown men and the shrieking of women accompanied looting, enslavement, separation, and rape.”

The sultan rode to Hagia Sophia, dismounted, and went in, “marveling at the sight” of the grand basilica. After having it cleansed of its crosses, statues, and icons—the sultan himself knocked over and trampled on its altar—Muhammad ordered a muezzin to ascend the pulpit and sound “their detestable prayers. Then this son of iniquity, this forerunner of Antichrist, mounted upon the Holy Table to utter forth his own prayers,” thereby “turning the Great Church into a heathen shrine for his god and his Mahomet.”

To cap off his triumph, Muhammad had the “wretched citizens of Constantinople” dragged before his men during evening festivities and “ordered many of them to be hacked to pieces, for the sake of entertainment.” The rest of the city’s population—as many as forty-five thousand—were hauled off in chains to be sold as slaves.

It is this “heritage” that millions of Turks—beginning with their president, Erdoğan—are eager to honor through their incessant calls to transform the Hagia Sophia, which has been a museum since 1945, into a mosque again.  Salih Turhan, head of the Anatolian Youth Association, puts it well: “As the grandchildren of Muhammad the Conqueror, seeking the re-opening Hagia Sophia as a mosque is our legitimate right.”

Openly idolizing Muhammad II and trying to do what he did—transform Hagia Sophia into a mosque to honor the “souls of all who left us this work as inheritance, especially Istanbul’s conqueror [Muhammad],” as Erdoğan himself proclaims—is tantamount to Turkey saying, “We are proud of [and seek to emulate?] our ancestors who slaughtered, enslaved, and raped people and stole their lands simply because they were Christian infidels.”

Not, of course, that anyone notices or cares, being so overwhelmed by and paralyzed from putting down rioting criminals who—not unlike the “enraged” Muslims’ initial entry into Constantinople described above—are “intent on pillage and roamed through the town stealing.”

Note: The above account was adapted from the author's book, 
Sword and Scimitar: Fourteen Centuries of War between Islam and the West.


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Libro PDF - La Conquista de Tenerife - Antonio R de Armas
Libro PDF - La Conquista de Tenerife - Antonio R de Armas
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La lectura cura la peor de las enfermedades humanas, "la ignorancia".

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La conquista de Tenerife 1494 - 1496 Antonio Rumeau de Armas
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EL Galeón fantasma español en México

 

El aterrador misterio del galeón fantasma español que arribó a México sin tripulación y a la deriva


Distintas fuentes hablan de un galeón de Manila que, procedente del Pacífico, alcanzó las costas mexicanas con toda la tripulación fallecida. No obstante, los autores no se ponen de acuerdo en qué barco fue, ni en el año, y resulta probable que se hayan terminado por mezclar distintas historias y un poco de literatura siniestra

 El descubrimiento de un «tornaviaje», para volver desde el Pacífico a América, abrió miles de posibilidades comerciales y culturales al Imperio español. Magallanes demostró en su mítica expedición, de la que este año se cumplen cinco siglos de su inicio, lo relativamente sencillo que era llegar al Pacífico bordeando el Atlántico por el sur, no así que fuera posible volver sobre sus pasos. Juan Sebastián Elcano tuvo que conducir a la castigada flota castellana de Magallanes, que falleció lanceado por indios del Pacífico, por el sur de otro continente, el africano, en lo que fue una travesía lastimosa bajo el acoso de los elementos y de los portugueses, que controlaban las costas africanas.

Elcano salió ileso de aquella circunnavegación a la tierra, la primera en la historia, pero pereció pocos años después buscando precisamente el anhelado «tornaviaje». No fue hasta 1565 cuando Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta hallaron una travesía viable a través de la corriente de Kuro-Shiwo. Con cinco naves y unos 350 hombres, el intrépido Legazpi atravesó el Pacífico en 93 días y pasó de largo por el archipiélago de las Marianas. El 22 de enero desembarcaron en la isla de Guam, conocida como la Isla de los Ladrones, y desde allí saltaron a la conquista de Filipinas. En nombre de la Corona Española, el navegante vasco tomó posesión de varias de las islas y fundó la ciudad de Cebú (1565), la primera piedra para la colonización de las Filipinas.

 

 





Gráfico de el barco Victoria, con el que se realizó la gesta de Elcano - Luis Cano

En 1 de junio de ese mismo año Andrés de Urdaneta navegó en dirección a América, hasta la isla de Santa Rosa, en la costa de California, y desde donde viajó al puerto de Acapulco en octubre de 1565. A partir de entonces, la Corona española puso en marcha la ruta llamada del Galeón de Manila. Una travesía que cada año salía desde Acapulco hasta tierras filipinas, trasladando plata para pagar las mercancías que los comerciantes españoles, fueran o no funcionarios, enviaban a Nueva España en el Galeón de Manila, y desde Manila traía de vuelta seda y porcelana de China, marfil de Camboya, algodón de la India, piedras preciosas de Birmania y especias como canela, pimienta y clavo. Manila se transformó así en una población urbana, ideada como una base para expandir el comercio por el resto de la zona.

Los galeones empleados eran grandes embarcaciones, financiados por la Corona y construidos con madera de teca. Tenían mucho arrufo, es decir, una cubierta arqueada y un centro más bajo que la proa y la popa, con castillos prominentes para dar espacio en las bodegas a las mercancías asiáticas. Desde Filipinas salían al Pacífico por el Estrecho de San Bernadino, atravesaban zona de ciclones en el mar de China, y navegaban luego unas 1.500 millas hacia el Norte-Nordeste.

La ruta «más larga y terrible del mundo»

El viaje de ida resultaba plácido, pero el de vuelta era, a decir de los navegantes veteranos, «la más larga y terrible de las que se hacen en el mundo». En los 230 años de trayectoria, se perdieron hasta 30 galeones, miles de vidas y riquezas millonarias, dándose el caso de barcos que llegaban exhaustos a Acapulco. Los vientos, las corrientes, las tempestades, los corsarios (incluídos japoneses y chinos), los motines, la falta de alimentos y las enfermedades como el escorbuto –que hinchaban hasta sangrar las encías de los marineros– convertían esta ruta en la más larga sin escalas del mundo. Se podía tardar hasta siete u ocho meses.

«Hubo un marinero que dijo que más valía morir una que muchas veces, que cerrasen los ojos y dejasen la nao ir al fondo del mar. Que ni Dios ni el rey obligaban a lo imposible», anotó en su diario el explorador Pedro Fernández de Quirós sobre los peligros de estas aguas.





A la izquierda del mapa, la ruta que realizada el Galeón de Manila cada año, ida y vuelta

«Cerca de las Marianas había un lugar conocido como el ‘cementerio de doña María’, porque una noble se suicidó allí al no poder soportar tantas penalidades. También existe el testimonio del capellán de un buque que ofició 92 funerales en 15 días», contó Pablo Emilio Pérez-Mallaína, catedrático de la Universidad de Sevilla, en el Congreso Internacional de Historia Primus Circumdedisti Me, recopilando algunas de las historias más trágicas que quedaron tatuadas allí en el imaginario de los marineros.

Los ataques enemigos eran una amenaza, hasta en cuatro ocasiones (1587, 1709, 1743 y 1762) fueron alcanzadas estas embarcaciones por los ingleses, sin embargo, muchos más galeones se perdieron a causa de las tormentas o simplemente desaparecieron. En 1603, la San Antonio fue engullido en el Pacífico sin que nunca se supiera qué le ocurrió o dónde. Y, entre los casos más aterradores, se cita por muchos autores la historia de un galeón que fue hallado en las costas de Tehuantepec, con todos sus tripulantes muertos y a la deriva. Cuestión más difícil es determinar de qué barco se trató.

Según Pérez-Mallaína, autor del libro «Naufragios en la Carrera de Indias durante los siglos XVI y XVII», aquel galeón sería el San José, que llegó en 1657 a México «convertido en un barco fantasma, sin nadie vivo a bordo. Probablemente todos murieron de peste». Sin precisar el nombre de la embarcación, Henry Kamen también afirma en su libro «El rey loco y otros misterios de la España imperial» (La Esfera de los libros) que «en 1657 un barco llegó a Acapulco después de navegar a la deriva durante más de doce meses: todos a bordo estaban muertos».

Más confusión que respuestas

Los autores que se refieren a esta terrible arribada del San José, con sus 150 tripulantes fallecidos, no son capaces de explicar, más allá de que se extendiera una epidemia, qué pudo ocurrir. No obstante, hay una cuestión que añade más confusión a este suceso. Junto al San José, salió de Filipinas en el verano de 1656 otro galeón rumbo a Nueva España, el Nuestra Señora de la Victoria, un barco reformado al mando de Francisco García del Fresno. Dos barcos, un mismo año, ¿y dos destinos igualmente crueles?

Según consta en la documentación que se conserva, la capitana San José zarpó de la bahía de Manila sobre el 30 de julio y llegó a Acapulco el 15 de marzo de 1657. El otro galeón de aquel año, Nuestra Señora de la Victoria, zarpó de Cavite el 17 de julio y llegó en marzo a las costas americanas, aunque no exactamente a su destino. Las autoridades de la Real Audiencia de Guatemala fueron informadas el 4 de abril de 1657 de que Nuestra Señora de la Victoria se encontraba a la deriva en las costas de esa región, con el piloto muerto y sin gente marinera para seguir el trayecto a Acapulco, como explicó en detalle Guadalupe Pinzón Ríos, profesora del Instituto de Investigaciones Históricas, en su conferencia titulada «El arribo forzoso de la nao Nuestra Señora de la Victoria y las faenas portuarias que generó», dentro del Simposio Internacional Naufragios celebrado el año pasado.

El almirante Francisco García del Fresno seguía con vida y logró dirigir con éxito el galeón hasta el puerto final

Unos marineros del galeón se echaron a tierra y pidieron ayuda, lo cual puso en marcha una compleja operación de rescate, que implicó a más de cien personas, con el objeto de que no se perdiera la valiosa mercancía. 80 tripulantes habían muerto y el estado del barco era calamitoso, pero se logró dar con grupo de personas con experiencia naval para suplir las bajas y trasladar el barco al pueblo de Nuestra Señora de las Nieves. Tras esta parada, el almirante Francisco García del Fresno, que seguía con vida, logró dirigir con éxito el galeón hasta al puerto de Acapulco. Dado lo tardío de las fechas de ese año, ya no hubo tiempo para que ni el San José ni Nuestra Señora de la Victoria regresaran a Filipinas, si bien consta que los dos lo hicieron en 1658.

A la vista de todos estos datos contradictorios, es posible que el nombre de ambos galeones y sus historias se hayan traspapelado, y que el tiempo haya exagerado el suceso, de modo que lo que fue una arribada forzosa por falta de gente apta para gobernar el barco se transformó, a base de tiempo y de literatura, en una aterradora historia en la que no vivieron ni testigos para contarla.



Tríptico desplegable de Sevilla en 1519 incluído en la edición especial de Desperta Ferro - ©Arturo Redondo

La era de los descubrimientos

«El tornaviaje y la exploración del Pacífico» (firmado por la doctora en Historia Guadalupe Pinzón Ríos) es, precisamente, uno de los artículos incluidos por el número especial que saca el 27 de febrero la revista Desperta Ferro dedicado a «La Armada española (II): la era de los descubrimientos». El reportaje explica que, tras las expediciones de Magallanes-Elcano (1519-1522) y Loaisa-Elcano (1525-1527), que salieron de la península ibérica rumbo a las islas de la Especiería, se hizo evidente que era muy difícil llevar a cabo contactos marítimos con Asia cruzando dos océanos. Esto se debía a que los tiempos de navegación eran excesivamente prolongados y eso resultaba en la descomposición de los alimentos y en la mortandad de las tripulaciones, peligros a los que, además, se sumaban los problemas que la propia travesía representaba. Desde las costas novohispanas se llevaron a cabo diversas travesías y logró establecerse la ruta transpacífica, que permitió llevar a cabo nuevos registros navales y cartográficos que enriquecieron el conocimiento sobre dicho océano.

Found by: C. Campos y Escalante (campce@gmail.com)

 

https://www.abc.es/historia/abci-aterrador-misterio-galeon-fantasma-espanol-arribo-mexico-sin-tripulacion-y-deriva-201902270205
_noticia.html?fbclid=IwAR29RoFIFX2E68WwgGs5KjwnILBP79KuPZggUsDxX-EC1cMnvwr0229-FYA

 

 


 


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HISTORY BY CENTURY

1500s     


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El Correo Mayor De Indias
Mayo 14, 1514

 

El Correo Mayor De Indias

 

El correo marítimo entre la Península y las Indias en los primeros años de la conquista y colonización de América supuso un quebradero de cabeza para la monarquía castellana. Las noticias llegaban con las expediciones que repentinamente aparecían frente a las costas de las primeras ciudades construidas por los conquistadores españoles. Podían pasar meses para que llegase otro barco o expedición para tener noticias frescas de Castilla o de cualquier tema.

Igualmente el correo marítimo no solo era un medio de comunicación sino también de gobierno y control de la corona castellana en Indias. Dicho correo en dirección a las Indias estaba más regulado y funcionaba mejor pero en dirección inversa era caótico ya que su recogida y luego distribución dependía de la voluntad y ganas de servir del barco que viajaba a Sevilla. Bajo esta condición numerosos envíos se perdían o no eran correctamente entregados afectando muy seriamente a los asuntos y negocios en que se estaban involucrados. Así se detalla en la Real Cédula de 14 de mayo de 1514:

“[…] pero por lo que viene de las dichas Indias y tierra firme, como se encomienda a personas que no tienen cargo ni cuidado dello, ni son obligados a dar cuenta ni razón alguna, ha auido y ay muy malos recaudos en las cosas y despachos que de las dichas Indias y tierra firme vienen a muchas personas a quien toca, han recibido y reciben mucho daño, y como es tan grande las distancias de alla aca no se puede después remediar, porque passa mucho tiempo, y antes que se sepa es perdido el negocio […]”

El Rey Fernando crea el Correo Mayor de Indias

El rey regente Fernando el Católico decidió zanjar este engorroso asunto y para solucionarlo y tratar de mejorar el correo creó mediante la ya citada Real Cédula el cargo de Correo Mayor de Indias. Y nombró en dicho cargo de forma perpetua al doctor Lorenzo de Galíndez de Carvajal y sus sucesores. A partir de este momento todo el correo entre la Península e Indias sería regulado por este señor tratando de controlarlo y velar por su eficacia.

Liberalización del servicio

Para mejorar el servicio de correo, aparte de la creación del Correo Mayor, también se aprobaron legislaciones incluidas dentro del Reglamento General de Indias que trataban de adaptar su funcionamiento a las circunstancias del momento. El monopolio de este servicio en manos de una sola persona trajo problemas de corrupción y malos usos, al igual que ocurría cuando dicho correo se centralizaba en algún cargo político como podía ser un virrey, un gobernador o un corregidor, por ello Carlos I en 1541 liberaliza el correo por completo:

“Que los que llevaren de estos reynos cartas o despachos dirigidos a residentes en las Indias, los den o remitan libremente a quien los hubiese de recibir, y no tengan obligación a manifestarlos ante ningún gobernador, ni Justicia…”

Aún así, a pesar de las regulaciones, desregulaciones, control y legislación no había mucha confianza en este servicio y se acostumbraba a, sobre todo para asuntos importantes, enviar 2, 3 y 4 copias de la misma carta y por distintas rutas. Su transporte era realizado por los llamados buques de aviso, pequeños y ligeros, y que normalmente no tenían permiso para llevar ni pasajeros ni carga para no obstaculizar ni retrasar los envíos.

Durante el siglo XVII anualmente se despachaban 8 avisos, es decir, se mandaban buques de aviso en 8 fechas, 4 hacia Tierra Firme y otros 4 a Veracruz en Nueva España. Desde Sevilla iban directamente a Cartagena de Indias, donde despachaban el correo enviado a Sudamérica desde España y recogían el de Sudamérica hacia Nueva España y la Península. De Cartagena se dirigían a La Habana desde donde partían de regreso a Sevilla. Los buques enviados a Veracruz despachaban hacia esa zona del continente y recogían el correo en sentido inverso.

Creación de la Real Ordenanza del Correo Marítimo en 1777

Durante estos primeros siglos XVI y XVII no se tocó mucho más el servicio de correos y tuvo un funcionamiento óptimo, a pesar de la lentitud lógica de la época, y no fue hasta el siglo XVIII en que Carlos III creó la Real Ordenanza del Correo Marítimo el 26 de enero 1777, un verdadero cuerpo de ley que reunió las distintas leyes, ordenanzas y  normativas creadas a lo largo del tiempo.

En esta ordenanza se regulaba y organizaba todo el funcionamiento del correo marítimo así como de los buques que lo transportaban, el nombramiento de cargos y cualquier aspecto del mismo. Los buques de aviso ahora partirían desde el puerto de La Coruña (Galicia)  con destino a La Habana y Nueva España y cada dos meses los días 15 partían en dirección Buenos Aires y Lima.

https://www.historiadelnuevomundo.com/el-correo-mayor-de-indias/?fbclid=
IwAR3WLPdJa4qYFMkO1Aih6bnI5q6q9lUpOUMobQIdP9COesEzIyABuHCeTGQ
 

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Hernando de Soto - Descubridor de Norte América - 1539
por 
Jose Maria Gonzalez Ochoa

21 de mayo de 2020 

 

 

 

 

Tras desembarcar en Tampa 
en 1539, 
el explorador español vagó 
durante tres años  por Norteamérica
 y murió antes de encontrar 
las inmensas riquezas 
con las que había soñado.


Esde el viaje de Solís y Pinzón (1508-1509) por el golfo de Méxicolos españoles supieron con seguridad que al norte de las Antillas existían extensas regiones a las que pronto rodearon de un halo de misterio y fantasía, dotándolas de un atractivo irresistible. Desde ese momento, varias fueron las expediciones que se adentraron por el sur del subcontinente norteamericano.

En 1513, Juan Ponce de León alcanzó las costas de la Florida, bautizándola así por hallarlas el día de la Pascua Florida. En 1521 organizó una expedición más ambiciosa en la que perdió la vida. Las navegaciones de Álvarez de Pineda (1521), Esteban Gómez (1524-1525) y Vázquez de Ayllón (1526) proporcionaron los contornos bien definidos de la costa sur norteamericana, al tiempo que se difundían historias sobre las fabulosas riquezas que poseerían los indios de esas regiones. En 1528, Pánfilo de Narváez encabezó una expedición de colonización a Florida que terminó con la muerte de casi todos sus miembros, unos 250 hombres. Dos supervivientes de esta empresa, el franciscano Marcos Niza y Vaca de Castro, expandieron entre autoridades y aventureros la idea de que en la Florida había un nuevo El Dorado.

De vuelta a España, fascinado por las historias que se contaban de la Florida, 
logró de Carlos V  una licencia para explorar esas tierras

Desembarco de Soto en la bahía de Espíritu Santo (Tampa), en 1539.
 Ilustración del American Aboriginal Portfolio, publicado en 1853.

Uno de estos exploradores fue Hernando de Soto. Este extremeño había amasado una gran fortuna desde 1514 en Centroamérica y en la conquista del reino inca del Perú junto a Francisco Pizarro en 1532. De vuelta a España, fascinado por las historias que se contaban de la Florida, logró de Carlos V una licencia para explorar esas tierras. Ansioso por superar las conquistas de Cortés y de Pizarro, Soto se ofreció a costear una expedición al interior de la Florida a cambio de que la Corona obtuviese el 50 por ciento de los beneficios y a él se le nombrara adelantado de las tierras por descubrir y gobernador de CubaEl acuerdo fue sellado el 20 de abril de 1538. Un año después partía desde Cuba al frente de una flota de nueve navíos, con 650 hombres y 237 caballos a bordo.

La expedición desembarcó en Florida, en la bahía de Tampa o Espíritu Santo. Dejando los barcos anclados y un retén de soldados para cubrir la retaguardia y poder mantener la comunicación con Cuba, Soto se adentró en una región insalubre, plagada de pantanos, con un calor húmedo insoportable y habitada por nativos hostiles que tenían muy mal recuerdo del paso de la hueste de Narváez.

para saber más

 

Expediciones españolas en la mar del Sur: La Conquista del Pacífico

DESEMBARCO EN FLORIDA

Los hombres de Soto se llevaron una sorpresa cuando de repente apareció un hombre tatuado y vestido con falda de hierba y taparrabos que se dirigió a ellos en español. Se trataba del sevillano Juan Ortiz, un miembro de la expedición de Narváez que había sido capturado por los indios doce años atrás y que ahora se puso al servicio de Soto como guía e intérprete.

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/expediciones-espanolas-mar-sur-conquista-pacifico_8745 

Colgante de un pueblo del Misisipi. Museo estatal, Tennessee.

El conquistador extremeño había llegado a la Florida convencido de que encontraría tesoros como el que Pizarro obtuvo en Perú, pero Ortiz le dijo que no tenía noticias de que hubiera oro en la región. Pese a ello, Soto decidió continuar la marcha. Los expedicionarios alcanzaron en unos meses los montes Apalaches. Soto envió un puñado de hombres de vuelta a Cuba para dar noticias de la expedición y conseguir más hombres y provisiones, aunque los navíos de socorro enviados por la esposa de Soto jamás llegaron a contactar con los expedicionarios.

Sin noticias ni provisiones ni rumbo conocido, en marzo de 1540 Hernando de Soto y sus hombres reanudaron la exploración alentados por las noticias que les dieron algunas tribus sobre la reina de Cofitachequi, un país que suponían rico en oro y perlas. Antes pasaron por otros territorios indios en los actuales territorios de Georgia y Carolina del Sur: los creek inferiores, el pueblo de Toa, los ichisis, los indios de Atamaha... Los caudillos indios les regalaban comida, los alojaban e incluso les ofrecían porteadores, pero los españoles no veían oro por ningún sitio. Cuando llegaron finalmente a Cofitachequi, la reina los recibió con grandes ceremonias y los llevó hasta un rico palacio. Pero los exploradores descubrieron pronto que todo el metal que tenían los indios procedía de unas pobres minas de cobre.

Los exploradores descubrieron pronto que todo el metal que tenían los indios procedía de unas pobres minas de cobre

Para entonces, el frío y las epidemias habían provocado la muerte de la mayoría de los indios auxiliares, por lo que al pesado avance de los españoles se unía el tener que arrastrar los bastimentos. Sin destino claro atravesaron Carolina del Norte y Tennessee, y descendieron hacia la costa sur por Alabama. Al llegar a cada pueblo indio, Soto secuestraba al jefe y exigía la entrega de comida, porteadores y mujeres que les sirvieran.

 

La expedición de Soto fue un rotundo fracaso, pero recorrieron Florida, Georgia, Alabama, Arkansas y Luisiana. Llegaron a los montes Apalaches y cruzaron el río Misisipi, por el que salieron de nuevo al mar. Foto: Alamy.

En noviembre, los supervivientes llegaron al territorio de los indios choctaw, al sur del actual estado de Alabama. En Atahachi, Soto encontró al jefe Tascalusa, a quien se llevó hasta la siguiente etapa de su avance, Mabila (quizá la actual Mobile). Allí los españoles fueron recibidos con bailes y regalos, pero uno de ellos descubrió que cientos de guerreros estaban agazapados listos para atacarlos. Tras un incidente en que un español le cortó el brazo a un indio, "comenzaron todos a tirarnos flechas, unos por dentro de las casas y otros por fuera, y nos fue forzado salir huyendo del Pueblo", escribió el expedicionario Hernández de Biedma. Hernando de Soto decidió sitiar el pueblo y asaltarlo a sangre y fuego. La ciudad fue incendiada, y los choctaw, masacrados. El mismo Biedma recordaba que los indios "pelearon como brabos leones; matámoslos todos, unos con el fuego, otros con las espadas, otros con las lanzas". 

Por parte española murieron 20 hombres y hubo 250 heridos, incluido Hernando de Soto, flechado en un glúteo, lo que le impedía cabalgar.

 

EXPEDICIÓN FANTASMA

El adelantado decidió continuar hacia el norte arrastrando tras de sí a una hueste cada vez más desmoralizada, convencida ya de no encontrar nada salvo la muerte. El invierno les obligó a buscar refugio y descanso. En el poblado de Chizaca aguantaron el frío, el hambre y el acoso de los indios. Con la llegada de la primavera continuaron hacia el noroeste hasta encontrar, el 8 de mayo de 1541, un inmenso río que los nativos llamaban Meatt-Massipí (Misisipi) y que los españoles bautizaron como río Grande o del Espíritu Santo. Construyeron balsas para cruzar la enorme corriente de agua y siguieron hacia el sudoeste, con la esperanza de alcanzar la inexistente riqueza y el Pacífico como camino de regreso. El nuevo invierno les sorprendió en el poblado de Utiange, hoy Camden (Arkansas).

 

Con la llegada de la primavera la expedición continuó hacia el noroeste hasta encontrar, el 8 de mayo de 1541, un inmenso río que los nativos llamaban Meatt-Massipí (Misisipi) y que los españoles bautizaron como río Grande o del Espíritu Santo. Cameron Davidson / Getty Images.

 

A mediados de marzo de 1542, sólo seguían vivos la mitad de los hombres que partieron de Cuba. Convencido ya de su fracaso, Soto cambió de rumbo, enfiló hacia el sur y en abril alcanzó de nuevo el Misisipi. Intentando vadear el río, el extremeño se sintió afiebrado y moriría pocos días después.

 

Hernando de Soto murió de fiebre tifoidea el 21 de mayo de 1542. Fue enterrado en una hoya de terreno cerca del río Misisipi, pero sus compañeros, temiendo que los indios pudieran profanar la tumba, lo desenterraron, lo introdujeron en el hueco de un tronco con lastre y lo arrojaron al río, como muestra este grabado de John Sartain. Foto: The Granger Collection / AGE Fotostock.

Su lugarteniente Luis Moscoso quedó al mando de la expedición e intentó llegar a México por tierra. Ante la imposibilidad de cruzar el río Trinidad, los expedicionarios retrocedieron hasta el Misisipi, donde construyeron unas pequeñas naves para descender por la corriente y salir al mar. Allí, los vientos les empujaron hacia la costa y les impidieron navegar hasta Cuba. Tardaron cerca de 50 días en llegar a Pánuco (México), donde pudieron desembarcar. Los supervivientes, un tercio de los que partieron de Cuba, habían concluido una fabulosa gesta descubriendo un enorme territorio, pero a un elevado coste en vidas humanas.

para saber más


Pedro de Valdivia, el conquistador de Chile

Al frente de un puñado de soldados, en 1540 el extremeño Valdivia conquisto el territorió del actual Chile, pero trece anos depusés sucumbió a una emboscada de los mapuches.  UseURL or  Click to go to the article:

 Leer artículo  

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/hernando-soto-descubridor-norteamerica_12286?utm_source=facebook&utm_me
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Found by: C. Campos y Escalante
campce@gmail.com

 

 

 

 

El primero en navegar tan al sur

En enero de 1526, Francisco de Hoces, al mando de la nao San Lesmes, cuando trataba de cruzar el estrecho de Magallanes, sufre un fuerte temporal que le obliga a navegar hasta los 55º de latitud sur, convirtiéndose en el primer europeo en atravesar un pasaje muy peligroso, en el extremo meridional del conteniente americano. (Algunos mantienen que fue el primero en vislumbrar el Cabo de Hornos pero este hecho es más discutible) Incertidumbre y temor en los rostros de los marineros que avistaban por primera vez aquellos parajes, en el fin del mundo.

La San Lesmes era una de las 7 embarcaciones que formaba parte de la expedición marítima de García Jofre de Loaísa, cuya misión, encomendada por el emperador Carlos I de España, era la de tomar y colonizar las Islas Molucas (al sur de la actual Indonesia), ricas en especies, cuya soberanía era disputada, en aquellos momentos, con la corona de Portugal. Una aventura que se vio animada con el regreso de Juan Sebastián Elcano de su viaje y de la certeza de aquel paso del sur.

La Expedición de Loaísa

El 24 de julio de 1525 la expedición parte de La Coruña con el destino fijado y con un futuro incierto. Tras alguna que otra escala, el encuentro con una embarcación portuguesa, encallamientos inoportunos, deserciones y la equivocación infantil de Elcano (que también se embarcó en esta expedición tras su vuelta al mundo) al confundir la desembocadura del río Gallegos con el Estrecho de Magallanes, las cuatro embarcaciones que quedaban se disponían a atravesar el paso que les conduciría al Océano Pacífico. Los ánimos estaban resquebrajados y el horizonte apenas se vislumbraba en aquella travesía

Francisco de Hoces, uno de los capitanes en aquella aventura, no siendo consciente de su futuro descubrimiento y debido a la fuerte tormenta desatada, se separó de las demás naos y tomó rumbo sur, llevado por las fuertes corrientes. Una vez pasado el temporal, la San Lesmes navegó por mar abierto y su capitán, junto a sus hombres, fue el primer europeo en pasar el pasaje de Hoces, y rozar el cabo de Hornos, hoy así denominado gracias a la expedición holandesa, comandada por Schouten y Le Maire, en 1615, y que llamó a aquel cabo “Kaap Horn” en honor a los patrocinadores del viaje. Detalles injustos de la historia para con aquellos españoles.

Ya en el Pacífico logró reunirse con las demás naves, para poner rumbo a las Molucas, pero otra feroz tormenta terminó por separar definitivamente la expedición. De la San Lesmes, y de Francisco de Hoces (que cayó enfermo), apenas se supo nada más. Con el rumbo perdido, el derrotero la llevó a latitudes imposibles donde sus marineros construyeron historias y sueños. Se cree que llegaron a costas de Nueva Zelanda, por restos que se han encontrado a posteriori o detalles en la fisonomía de ciertas tribus aborígenes. Valientes y osados aventureros que se embarcaron en cascarones de madera para atravesar el mundo y abrir rutas comerciales.

Antes que Drake

Francisco de Hoces se adelantó más de medio siglo al corsario inglés Francis Drake y es por ello este pequeño homenaje, como reconocimiento. De hecho, en parte de Hispanoamérica (incluso en España), a lo que se conoce en el mundo anglosajón como paso de Drake, se le llama Mar de Hoces, en honor a su descubridor. Sirvan estas letras de recuerdo sincero a todos aquellos marinos que llegaron a la citada latitud y navegaron aquellas aguas hace casi 500 años.

Found by: C. Campos y Escalante (campce@gmail.com)

Fuente: https://www.sonrisasenelcamino.es/francisco-de-hoces-el-primero-en-llegar/?fbclid=I
wAR2lUIH8cWYHAjjjGdAYqPay2T-1Sq7h1_WIa-cmf6i8jMqeOmBa0wjsTC8


NOTE: The pass is also referred to as . . . Mar de Hoces. . 

 

 

 

 

 

 


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Universities in the Imperio Español


Spain has an amazing history of establishing universities very early in their global presence and colonization, a 500 year history.  
The First One in the New World is in Santo Domingo, founded in 1538 in the island of Española, present day Dominican Republic.

First in North America was the University of Mexico Real y Pontificia Universidad de México) in Mexico City, founded in 1551 by Augustinian missionaries.  

Also in 1551, the first in South America was opened by a Dominican order, University of San Marco (Real y Pontificia Universidad de San Marcos) at Lima Peru.

Carl Campos y Escanlate, who has been tireless in sending Somos Primos information, is an alumni of the  University of Mexico City.    campce@gmail.com 

Carl sends the following founding dates of other universities, and invites us to view the video below with  many, many more universities: 
1552  Real Universidad de La Plata 
1558  Real y Pontificia Universidad de Santiago de la Paz y de Gorjón 
1580  Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino 

 


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El Galeón de Manila: la globalización que trajeron las Españas por Fran Hurtado, June 2020
 

El Galeón de Manila, también llamado Galeón de Acapulco y Nao de China, era el nombre con el que se conocían las naves que cruzaban el océano Pacífico una o dos veces por año entre Manila (Filipinas) y los puertos de Nueva España en América, principalmente Acapulco.

Este galeón protagonizaba la travesía Filipinas-México (Nueva España) de una ruta comercial que se extendía desde Europa hasta América y a la región de Asia-Pacífico, convirtiéndose en la primera ruta de comercio mundial de la historia, además de la más larga de su época.

La totalidad del trayecto desde España hasta Filipinas sumaba alrededor de 15 000 millas naúticas, conectando Sevilla con Veracruz en su tramo Atlántico, Veracruz y Acapulco a través de la Ciudad de México por tierra y finalmente Acapulco y Manila atravesando la totalidad del Pacífico. Aunque la línea del Pacífico duró hasta 1815, la ruta completa mundial operó desde 1566 hasta 1790.

[Nine maps and other photos of the ships and some of their products.]

Fuentes Utilizadas

El Galeón de Manila. Cuadernos de la Armada Española. Mariano Juan Ferragut. Capitán de Navío 
El Galeón de Manila: el poder de la “ciudad y comercio”. Juan Hernández Hortigüela
El Galeón de Manila y las californias españolas. Juan Hernández Hortigüela

“Nacido en cucharita de plata”. El origen del comercio mundial en 1571. Dennis O. Flynn y Arturo Giráldez. University of Pacífico
La Flota de Indias y el Galeón de Manila: la Primera Ruta Comercial Mundial. Javier Ruescas y Javier Wrana Asociación Cultural Galeón de Manila Madrid (España)
La globalización Hispana del comercio y el arte en la Edad Moderna. Rafael Dobado González

Los chinos y el modelo colonial español en Filipinas. Antonio García-Abásolo
Los comerciantes sangleyes en Manila en el siglo XVII. Chenchen Fang. National Taipei University of Education. 2015
Compendio de la población de América y Filipinas (ca. 1778-1780). Manuel Ignacio de Arenas

Galeondemanila.org. El galeón de Manila 
Galeones de Manila. La América Española. 

La Flota de Indias. El Galeón de Manila. 
Almendron.com. El Galeón de Manila. 

Fundación Museo Naval. La ruta española que unió tres continentes. 

Histarmar. Las Carreras de Indias. El Galeón de Manila. 

Espejo de Navegantes. ABC Blogs. La naval de Manila. 

 

Found by: C. Campos y Escalante (campce@gmail.com)

Source: https://www.geografiainfinita.com/2020/06/el-galeon-de-manila-la-globalizacion-que-trajeron-las-
espanas/?fbclid=IwAR33iw6xaVtWHdX71MW9hZXnDsxEdJwuVbDnhpX0HVMHLthWKhuWvBzUH4I

 

 

 


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2020 Nuevo libro sobre 
Hernán Cortés
 J.M. Zunzunegui

A quinientos años atrás... No dejes de ver sus videos ocharlas en YouTube

 

Sent by C. Campos y Escalante campce@gmail.com

La lectura cura la peor de las enfermedades humanas, "la ignorancia".

 


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July 2, 2020

The Hispanic Heritage Project and the El Colegio de Michoacán are pleased to announce that they have begun cataloging the following collection: “Procesos del Santo Oficio de México, 1522-1820, Sección genealogía de los procesados.”

To carry out the project, a team of catalogers is being organized by El Colegio de Michoacán to develop a catalog of the collection. It is supervised by Doctora Clementina Campos, director of the Office of Diffusion Cultural and coordinated by Dr. Isabel Juárez, who will be responsible for developing the project. This collection, housed at the Archivo General de la Nación has been previously digitized by FamilySearch and is located on its website, FamilySearch.org. The catalog will greatly facilitate searching and accessing the documents which will be available on the panes.info website.

The final product will be entitled Genealogía de los Procesados” It will contain the names of the accused and their genealogies that were notated during the inquisition process.

Carlos Yturralde
cmyturralde.gmail.com

El Hispanic Heritage Project en coordinación con El Colegio de Michoacán se complacen en dar a conocer la puesta en marcha del proyecto de catalogación del acervo “Procesos del Santo Oficio de México, 1522-1820, sección genealogía de los procesados.”

El proyecto consiste en la conformación de un equipo de trabajo para elaborar el catálogo del acervo “La genealogía de los procesados, 1522-1820.” El proyecto es encargado por Dra. Clementina Campos, directora de la Oficina de Difusión Cultural y coordinado por Dra. Isabel Juárez quien es responsable por su elaboración. El acervo se encuentra en el Archivo General de la Nación y ha sido digitalizado por FamilySearch.org que está disponible en su sitio web. El esfuerzo que ha llevado a cabo la citada asociación para digitalizar el acervo se aprovechará mejor al contar con un catálogo que facilite la búsqueda y el acceso a los documentos. El catálogo estará disponible en el sitio web, panes.info.
El resultado final será intitulado Genealogía de los procesados. Identificará los nombres de los procesados y sus genealogías que fueron anotados durante la inquisición

Con este proyecto se demuestra la importancia de llevar a cabo proyectos colaborativos entre las instituciones académicas y las asociaciones sin lucro..

Carlos Yturralde
HISPANIC HERITAGE PROJECT
3611 FOXLEY
ESCONDIDO, CA 

 


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Españoles olvidados - Diego de Pantoja
El primer español en los pasillos de la Ciudad Prohibida

 

El olvidado jesuita español fue clave en el intercambio cultural entre Oriente y Occidente en los albores del siglo XVII. Se movió durante años por la corte del emperador chino Wanli, fundador de la dinastía Ming, como pez en el agua. Enseñó a los eunucos de la Ciudad Prohibida a tocar el clave y a arreglar relojes. Ducho en cartografía, astronomía y matemáticas, impresionó a los letrados imperiales. El propio soberano le consultaba con frecuencia -a través de sus sirvientes; él no se dejaba ver- detalles de la vida en Occidente. El jesuita español Diego de Pantoja (1571-1618), como su compañero y mentor, Matteo Ricci, fue en los albores del siglo XVII toda una celebridad en Pekín. Y una figura clave en el entendimiento entre Europa y Asia, aunque caída casi completamente en el olvido.

Pantoja fue “un paradigma del intercambio entre Oriente y Occidente”, afirmaba el historiador chino Zhang Kai, la mayor autoridad mundial sobre este pionero, durante un reciente simposio en Pekín para conmemorar los 400 años de la muerte de este jesuita. Un hombre cuya mayor aportación, aseguraba Zhang, fue su “política de adaptación, un diálogo equitativo entre dos civilizaciones” y sin el cual la memoria de las relaciones entre España y China no puede estar completa.

En sus escritos en castellano, Pantoja difundió por primera vez en la España de los Austrias detalles de primera mano sobre las costumbres diarias en la Ciudad Prohibida. En sus libros en mandarín, como el “Tratado de las Siete Virtudes y los Siete Pecados”, acomodó las nociones católicas a la filosofía confuciana: estaba convencido de que la adaptación a la cultura local era la mejor manera de lograr conversiones, su gran objetivo. Algunas de las expresiones que creó han pasado al lenguaje popular chino.

https://youtu.be/S0xBOTANqlU

Nacido en Valdemoro, y jesuita desde los 18 años, su destino como misionero debía ser Japón, pero los problemas de la Compañía de Jesús en ese país le obligaron a cambiar de planes. Su talento musical -aprendió a tocar el clave en cuestión solo de meses, ya en Asia-, entre otras cosas, hizo que se le designara como compañero del veterano Ricci en su intento de contactar con el emperador: uno de los regalos principales que llevaban para agradar a Wanli era ese instrumento. 

 La estrategia dio resultado: el clave y, sobre todo, los relojes que llevaban, despertaron la curiosidad del soberano, que les autorizó a permanecer en Pekín e incluso les asignó un estipendio mensual. Pantoja quedó al cargo de enseñar a los eunucos cómo tocar aquel instrumento desconocido. Como maestro musical y relojero, tenía el paso abierto en la Ciudad Prohibida. Un acceso privilegiado que duraría dos décadas.

Los dos religiosos trataron de asimilarse lo más posible. Aprendieron también los usos y costumbres, las creencias y los valores de aquella sociedad. Aunque los ropajes de letrado y las barbas al estilo mandarín no lograban que Pantoja pasara desapercibido: sus ojos azules le convertían en constante objeto de atención.

En 1602 plasmó su amplio conocimiento de la vida de palacio en una amplia carta en 1602 al arzobispo de Toledo, Luis de Guzmán. Una epístola que se convirtió en el texto de referencia de la época sobre el país asiático. Se tradujo al francés, al alemán, al inglés y al latín.

Aquella etapa dorada terminó con la muerte de Ricci en 1610. Su sucesor, Nicolás de Longobardi, no creía en la necesidad de acomodar ni la Compañía ni el catolicismo, a la cultura china. En 1617, Wanli ordenó la expulsión de los misioneros.

Refugiado en Macao y enfermo, Pantoja esperó hasta el momento de su muerte una palabra del emperador que le permitiera regresar. Un mensaje que no llegó nunca.

Found by: C. Campos y Escalante (campce@gmail.com)

Fuentes: https://elpais.com/cultura/2018/09/13/actualidad/1536832121_739310.html

https://www.rtve.es/radio/20191009/diego-pantoja-jesuita-espanol-corte-china-del-siglo-xvii/1981146.shtml 

https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_de_Pantoja  
https://www.youtube.com/watch?v=MDjz8bZ0-9Q 

 

Sent by Carl Campis y Escalante 
campce@gmail.com
 

 

 


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HISTORY BY CENTURY

1600s

 
 

 


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Timeline of United States history - XVI century to present + video explanation of the chart

The video is an excellent presentation even if it falls short and shows the typically biased Black Legend assumptions and omissions of Anglo historians minimizing the role of the Spanish explorers in this region. It neglects to mention that all the Eastern Seaboard had already been explored and claimed by Spain by previous explorers like Gómez, Menéndez de Avilés, etc. one hundred years before. It only mentions one settlement at San Agustín, Florida. 
The video also fails or neglects to recognize the Spanish achievements on the West Coast and does not mention the Spanish explorations of the Pacific NW by Córdoba, Valdéz and others all the way to Alaska which he ignores or does not know about the Treaty of Tordesillas !!  ~Carl
 
The United States is one of the youngest countries in the world established in the XVII century, more than one hundred years after the Columbus discovery of a New World in the XV century,  by the West Indies Companies from England, the Plymouth Company https://en.wikipedia.org/wiki/Plymouth_Company and the Virginia Company https://en.wikipedia.org/wiki/Virginia_Company#Plymouth_Company. A consortium organized to plunder the Spanish Empire, England's main commercial and political rival in Europe in a consortium with the Dutch.

Their charter was organized without permission nor consultation with Spain who possessed the legal dominion over all said territories according to the International Law of the time ! 
This I have not seen mentioned in US history books and it is not mentioned in the video regretably.
Please note:
The present territory of the United States was part of a new continent discovered by Spain in the XV century, assigned to Spain and Portugal to explore and colonize by international law treaties.
Other European powers decided not to be left out of the opportunity to gain new territory in the New World, they invaded, albeit illegally, i.e. without permission from Spain or Portugal. Mainly England, France and the Netherlands.
This map shows the timeline of the growth of the  New England colonies and the later United States after its independence in 1776. It is plainly clear that the US grew at the expense of acquiring territories that belong to Spain and to Mexico after its independence from Spain by whatever means necessary. The rest is a history of expansionism at the expense of the neighbors. It is ironic that the US is building a wall to prevent "illegal immigration".

Color codes:
Light-Green: Native
Red: British
Blue: French
Gold: Dutch
Yellow: Spanish
Dark-Green: Mexican
U.S. Territory
U.S. States

 
Note: The Native "Americans" are discussed in a separate chart
(Native American Nations)
 
 
La lectura cura la peor de las enfermedades humanas, "la ignorancia".
Reading cures the worst of human diseases "Ignorance"
Carl Campo y Escalante
campce@gmail.com 

 


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HISTORY BY CENTURY

1700s

 
 

 


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La olvidada batalla en que España defendió Misuri 
con 300 hombres del cruel ataque británico


La defensa de San Luis Misuri en 1780 ante los britanicos
blob:https://www.abc.es/8ff0a081-8499-4d93-879c-10c815f9bcb5


Nativos aliados de Gran Bretaña atacan los campos en torno a San Luis el 26 de mayo de 1780 - 
Cortesía THGC Publishing / Vídeo: Fernando de Leyba, el héroe que salvó a los americanos de la tiranía británicablob:
https://www.abc.es/8ff0a081-8499-4d93-879c-10c815f9bcb5
LA DEFENSA DE SAN LUIS

Pocos a este lado del Atlántico, y tampoco muchos estadounidenses, saben que la ciudad de San Luis, en el actual estado de Misuri, fue un día española. Y menos aún que en plena Guerra de la Independencia americana (1775-1783), España protagonizó allí una hazaña hoy apenas recordada que contribuyó al nacimiento de los Estados Unidos. El 26 de mayo de 1780, Fernando de Leyba lideró la heroica defensa de aquella estratégica plaza a orillas del Misisipi frente al brutal ataque organizado por Gran Bretaña y ejecutado por una horda de cientos de fieros guerreros nativos comprados a base de regalos.

La esforzada victoria española fue clave para mantener el suministro de armas, municiones y otros bienes a los rebeldes a través del gran río y para que los sublevados reafirmaran su control sobre el patio trasero de las colonias.

Pocos a este lado del Atlántico, y tampoco muchos estadounidenses, saben  que la ciudad de San Luis, en el actual estado de Misuri, fue un día española. Y menos aún que en plena Guerra de la Independencia americana (1775-1783), España protagonizó allí una hazaña hoy apenas recordada que contribuyó al nacimiento de los Estados Unidos. El 26 de mayo de 1780, Fernando de Leyba lideró la heroica defensa de aquella estratégica plaza a orillas del Misisipi frente al brutal ataque organizado por Gran Bretaña y ejecutado por una horda de cientos de fieros guerreros nativos comprados a base de regalos.

La esforzada victoria española fue clave para mantener el suministro de armas, municiones y otros bienes a los rebeldes a través del gran río y para que los sublevados reafirmaran su control sobre el patio trasero de las colonias.

Pocos a este lado del Atlántico, y tampoco muchos estadounidenses, saben que la ciudad de San Luis, en el actual estado de Misuri, fue un día española. Y menos aún que en plena Guerra de la Independencia americana (1775-1783), España protagonizó allí una hazaña hoy apenas recordada que contribuyó al nacimiento de los Estados Unidos. El 26 de mayo de 1780, Fernando de Leyba lideró la heroica defensa de aquella estratégica plaza a orillas del Misisipi frente al brutal ataque organizado por Gran Bretaña y ejecutado por una horda de cientos de fieros guerreros nativos comprados a base de regalos.

La esforzada victoria española fue clave para mantener el suministro de armas, municiones y otros bienes a los rebeldes a través del gran río y para que los sublevados reafirmaran su control sobre el patio trasero de las colonias.

Este sábado se cumplen 238 años de aquel episodio, rescatado del olvido en « The battle of St. Louis, the attack on Cahokia, and the American Revolution in the West» (THGC Publishing, 2017), libro editado y escrito por un descendiente de uno de los defensores de San Luis, Stephen L. Kling, con Kristine L. Sjostrom y Marysia T. López como coautoras. Además, en España se acaba de publicar la novela « La llave olvidada» (Alhulia), de Cristóbal Tejón, basada en esos mismos hechos. La batalla de San Luis es otro de los grandes capítulos que escribieron los españoles a lo largo de sus más de tres siglos de presencia en lo que hoy son los Estados Unidos de América.

La Guerra de la Independencia no solo se libró en las trece colonias inglesas de la costa atlántica. El apetito de nuevas tierras por los americanos hizo que milicianos de Virginia liderados por George Rogers Clark se hicieran en 1778 con la región al este del Misisipi conocida como Illinois, que hoy comprende no solo el estado con ese nombre, sino también los de Indiana y Kentucky.

En la orilla opuesta, hacia el oeste, se abrían los vastos territorios de la Luisiana, que abarcaban desde Canadá al golfo de México y que tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763) pasaron de Francia a España. La capital era Nueva Orleáns, mientras que, cerca de 2.000 kilómetros aguas arriba del Misisipi, San Luis era el principal enclave de la alta Luisiana. Conocida entonces como San Luis de Ilinueses, había sido fundada por franceses al calor del lucrativo negocio del comercio de pieles en 1764, antes de que los españoles tomaran el control efectivo de la zona. Fernando de Leyba fue allí vicegobernador desde 1778.

 

Nacido en Ceuta en 1734, Leyba pertenecía a una familia noble de Antequera, hoy provincia de Málaga. Empezó su carrera militar como cadete a los 16 años y participó en 1762 en la infructuosa defensa de La Habana frente a los británicos, que lo hicieron prisionero. Una humillación que seguro no olvidaría. Ya como capitán, en 1769 pisó por primera vez Luisiana, donde la población era aún mayoritariamente francesa, y se curtió en el inhóspito fuerte de Arkansas antes de ser destinado a San Luis.

En su nuevo puesto, Leyba forjó una estrecha amistad con Clark, el líder rebelde en Ilinois, que incluso llevó a una relación amorosa del americano con una joven de la familia del militar español, Teresa Leyba, aunque no está claro cuál era su parentesco.

España, que venía prestando ayuda encubierta a los insurgentes americanos, entró en guerra con Gran Bretaña en 1779. Como respuesta, el ministro británico para las colonias, Lord Germain, ideó una doble ofensiva para hacerse con el valle del Misisipi. Desde el sur, el general John Campbell debía apoderarse de Nueva Orleáns desde Pensacola, en la Florida Occidental. Mientras, una serie de acciones lanzadas desde los fuertes de Michilimackinac y Detroit, en la región de los Grandes Lagos, barrerían las plazas españolas y americanas desde el norte, empleando sobre todo combatientes nativos. Esta parte de la estrategia pasaba necesariamente por arrebatar San Luis a los españoles, punto clave para controlar el río. Ambos frentes debían encontrarse posteriormente en Natchez, unos 300 kilómetros aguas arriba de Nueva Orleáns, cerrando así el cerco sobre Norteamérica como una tenaza.

Sin embargo, estos planes empezaron a torcerse para los británicos en el sur. El gobernador de la Luisiana española, Bernardo de Gálvez, decidió adelantarse a los casacas rojas y lanzarse a la ofensiva en 1779, consiguiendo no solo conquistar los fuertes de Manchac, Baton Rouge y Natchez, en el Misisipi, sino también Mobila, en el golfo de México. Más tarde, en 1781, se haría también con la propia Pensacola.

En la alta Luisiana, ante las noticias obtenidas de un inminente ataque británico, Fernando de Leyba comenzó en abril de 1780 los preparativos para defender San Luis. Hizo traer cinco cañones de un viejo fuerte en la desembocadura del Misuri y recabó refuerzos de la población de Sainte Geneviève, aguas abajo del Misisipi, y entre los cazadores de la región. En total, contaba con 29 soldados regulares y 281 «paisanos», es decir, milicianos.

Entre tanto, comenzó a levantar al oeste de la ciudad una torre cilíndrica de unos diez o doce metros, en lo alto de la cual emplazaría los cinco cañones. El vicegobernador pretendía construir cuatro, una en cada esquina, pero los mil pesos que logró reunir (600 de los vecinos y 400 suyos) no alcanzaban para más. La construcción de lo que se conocería como fuerte San Carlos, en honor al rey Carlos III, empezó el 17 de abril. Treinta y nueve días después estaba terminada, a falta únicamente de los parapetos. Pero ya no daría tiempo a completarlos: a la una de la tarde del viernes 26 de mayo de 1780 se presentaron a las afueras de San Luis entre 700 y 750 siux, winnebago, menomini, sauk y fox en pie de guerra y dispuestos a arrasar el poblado.

Avanzaron por unos terrenos comunales donde los campesinos que encontraron se convirtieron en las primeras víctimas. «¡A las armas, a las armas!», gritó un hombre a la carrera por las calles. Desde la nueva torre, un cañonazo llamó a la alarma general. Al instante, unos 275 hombres se apostaron en los atrincheramientos y Fernando de Leyba, que se encontraba enfermo, fue llevado apresuradamente al fuerte en una silla de manos.

Mientras, más de 300 mujeres y niños se refugiaron en la residencia del vicegobernador custodiados por una veintena de soldados. Se cuenta, no obstante, que Marie Josepha Pinconneau di Rigauche, viuda de un soldado de infantería, se enfundó la casaca militar de su marido, cogió una pistola y un cuchillo, y corrió a unirse a los atrincherados.

El salvaje ataque a San Luis

Los invasores se lanzaron al asalto enloquecidos de furia, profiriendo terribles alaridos y disparando a quien se ponía por delante. Los españoles respondieron con fuego de mosquetes en tierra y la artillería desde la atalaya, lo que cogió por sorpresa a los atacantes, que esperaban un simple paseo militar. «Así la tropa como el paisanaje mostraron el más bizarro espíritu», relataría posteriormente la Gaceta de Madrid.

Tras frenar la primera acometida, se entabló un terrible combate envuelto en una nube de humo. Los indígenas se despachaban con una saña espeluznante. La crónica de la Gaceta de Madrid no ahorra detalles: «Desengañados por fin los enemigos de la inutilidad de sus redoblados esfuerzos, se esparcieron por la campaña donde saciaron su crueldad y furor en la sangre de 22 labradores que con sus esclavos se ocupaban en el trabajo».

En un macabro truco para tratar de hacer salir a los defensores de sus escondites, mutilaban sin piedad a los capturados entre estremecedores gritos de dolor. El propio Leyba daría testimonio de cuerpos cortados en pedazos y entrañas arrancadas. Piernas, brazos y cabezas quedaron esparcidos por las tierras de labor. Pero el vicegobernador no cayó en la trampa y mantuvo a cada uno en su puesto. Finalmente, al no obtener la victoria relámpago que esperaban, se retiraron. San Luis se había salvado.

Los británicos elevan a 68 el número de fallecidos entre los defensores. La disparidad con las fuentes españolas puede responder tanto a motivos propagandísticos como a que muchos prisioneros fueran luego ejecutados.

Carlos III premiaría la hazaña de Leyba ascendiéndole a teniente coronel al año siguiente. Sin embargo, el reconocimiento llegó tarde. A las cuatro de la mañana del 28 de junio de 1780, solo semanas después de su gesta, la enfermedad le había arrebatado lo que no pudieron sus enemigos: murió a los 45 años de edad. Fue enterrado en la iglesia parroquial de San Luis junto a su esposa, fallecida un año antes, dejando dos hijas huérfanas.

 


       Stephen L. King
Pero los logros españoles en la alta Luisiana no se quedaron ahí. Meses después, ya en 1781 y en pleno invierno, una expedición se aventuró desde San Luis cientos de kilómetros al noreste y llegó a tomar y plantar por breve tiempo la bandera española en el lejano fuerte británico en Saint Joseph, nada menos que a orillas del lago Michigan.

 

Si el plan de los británicos en el Oeste hubiese funcionado, sostiene Stephen L. Kling Jr., «San Luis y el oeste podrían haber tenido una historia muy diferente», concluye. En una introducción a su libro, la presidenta del Consejo de Artes Hispánicas de San Luis, Virginia Braxs, escribe: «Cuando piensas en San Luis, la primera cosa que te viene a la mente es su rica historia francesa (…). Apenas conocidas son, sin embargo, las raíces españolas de San Luis y el hecho de que San Luis fue una ciudad española gobernada por España durante casi cuarenta años».


"Si hubiese triunfado el ataque a San Luis, Estados Unidos sería hoy muy diferente"

Si hubiese triunfado el plan británico en el valle del Misisipi, «los Estados Unidos podrían ser muy diferentes hoy», asegura Stephen L. Kling, el autor del «La batalla de San Luis». En esencia, explica, «tendríamos otro Canadá a lo largo del río Misisipi y nunca se habría producido la compra de Luisiana». «Bernardo de Gálvez ha obtenido cierto reconocimiento, aunque no todo el que él o los españoles en general merecen. Pero las campañas más al norte son apenas conocidas, incluso en el Medio Oeste, al menos hasta hace poco», continúa.

«El Medio Oeste de Estados Unidos ha sufrido de amnesia colectiva» con respecto a aquellos hechos, lamenta. En parte el problema es que «las tres grandes fuentes de la historia no estuvieron generalmente disponibles hasta tiempos más modernos»: los documentos de los responsables británicos Haldimand y Lord Germain, los del Archivo de Indias de Sevilla y los papeles de George Rogers Clark recopilados por Lyman Draper. Según Kling, «todavía ahora es difícil acceder a ellos y no están organizados», y es necesario leer todos ellos «para formarse una imagen completa de la enormidad de la campaña y cómo todas las piezas encajan». Se refiere a lo que él denomina el «Gran Plan» para barrer a españoles y americanos del valle del Misisipi, una operación en la que San Luis era la clave.

Kling reconoce a ABC que esta historia tiene un «lugar especial» en su corazón, ya que tuve uno de sus antepasados fue miembro de la milicia que defendió la ciudad en 1780. Incluso, al rastrear en su genealogía, ha descubierto que por sus venas corre algo de sangre española.

Según dice, el «interés por este tema se ha disparado». «He tenido 22 conferencias desde que se publicó el libro el pasado mayo, con una docena más previstas para este año», asegura. En la que ofreció en la última conmemoración anual de la batalla en el Museo de Historia de Misuri se registró una asistencia récord, completándose los 330 asientos del auditorio, cuando otras veces no se ocupaban más de cien.

«Suelo preguntar en mis charlas cuánta gente ha oído alguna vez acerca de esta historia y normalmente es un 10%», comenta. No obstante, asegura que es sorprendente cuánta gente ha conocido en el último año que «desciende de alguien que estuvo en la batalla», apoyándose en las listas existentes en los registros españoles.

Steve Kling está ahora organizando para 2019, junto con una de las coautoras, Kristine L. Sjostrom, una exposición en un museo de Ste. Geneviève, localidad de Misuri que aportó soldados y milicianos a la defensa de San Luis. Los planes incluyen una gran maqueta del fuerte San Carlos, maniquíes uniformados y detalles sobre algunos personajes en la batalla, además de ilustraciones y mapas. Según afirma, todavía «hay mucho por contar».

 

Pero los logros españoles en la alta Luisiana no se quedaron ahí. Meses después, ya en 1781 y en pleno invierno, una expedición se aventuró desde San Luis cientos de kilómetros al noreste y llegó a tomar y plantar por breve tiempo la bandera española en el lejano fuerte británico en Saint Joseph, nada menos que a orillas del lago Michigan.

Si el plan de los británicos en el Oeste hubiese funcionado, sostiene Stephen L. Kling Jr., «San Luis y el oeste podrían haber tenido una historia muy diferente», concluye. En una introducción a su libro, la presidenta del Consejo de Artes Hispánicas de San Luis, Virginia Braxs, escribe: «Cuando piensas en San Luis, la primera cosa que te viene a la mente es su rica historia francesa (…). Apenas conocidas son, sin embargo, las raíces españolas de San Luis y el hecho de que San Luis fue una ciudad española gobernada por España durante casi cuarenta años».

«Si hubiese triunfado el ataque a San Luis, Estados Unidos sería hoy muy diferente»

Si hubiese triunfado el plan británico en el valle del Misisipi, «los Estados Unidos podrían ser muy diferentes hoy», asegura Stephen L. Kling, el autor del «La batalla de San Luis». En esencia, explica, «tendríamos otro Canadá a lo largo del río Misisipi y nunca se habría producido la compra de Luisiana». «Bernardo de Gálvez ha obtenido cierto reconocimiento, aunque no todo el que él o los españoles en general merecen. Pero las campañas más al norte son apenas conocidas, incluso en el Medio Oeste, al menos hasta hace poco», continúa.

«El Medio Oeste de Estados Unidos ha sufrido de amnesia colectiva» con respecto a aquellos hechos, lamenta. En parte el problema es que «las tres grandes fuentes de la historia no estuvieron generalmente disponibles hasta tiempos más modernos»: los documentos de los responsables británicos Haldimand y Lord Germain, los del Archivo de Indias de Sevilla y los papeles de George Rogers Clark recopilados por Lyman Draper. Según Kling, «todavía ahora es difícil acceder a ellos y no están organizados», y es necesario leer todos ellos «para formarse una imagen completa de la enormidad de la campaña y cómo todas las piezas encajan». Se refiere a lo que él denomina el «Gran Plan» para barrer a españoles y americanos del valle del Misisipi, una operación en la que San Luis era la clave.

Kling reconoce a ABC que esta historia tiene un «lugar especial» en su corazón, ya que tuve uno de sus antepasados fue miembro de la milicia que defendió la ciudad en 1780. Incluso, al rastrear en su genealogía, ha descubierto que por sus venas corre algo de sangre española.

Según dice, el «interés por este tema se ha disparado». «He tenido 22 conferencias desde que se publicó el libro el pasado mayo, con una docena más previstas para este año», asegura. En la que ofreció en la última conmemoración anual de la batalla en el Museo de Historia de Misuri se registró una asistencia récord, completándose los 330 asientos del auditorio, cuando otras veces no se ocupaban más de cien.

«Suelo preguntar en mis charlas cuánta gente ha oído alguna vez acerca de esta historia y normalmente es un 10%», comenta. No obstante, asegura que es sorprendente cuánta gente ha conocido en el último año que «desciende de alguien que estuvo en la batalla», apoyándose en las listas existentes en los registros españoles.

Steve Kling está ahora organizando para 2019, junto con una de las coautoras, Kristine L. Sjostrom, una exposición en un museo de Ste. Geneviève, localidad de Misuri que aportó soldados y milicianos a la defensa de San Luis. Los planes incluyen una gran maqueta del fuerte San Carlos, maniquíes uniformados y detalles sobre algunos personajes en la batalla, además de ilustraciones y mapas. Según afirma, todavía «hay mucho por contar».

 

Found by: C. Campos y Escalante (campce@gmail.com)

https://www.abc.es/cultura/abci-olvidada-batalla-espana-defendio-misuri-300-hombres-cruel-ataque-
britanico-201805260026_noticia.html?fbclid=IwAR1G2JGBlX8fOEbfJITz68VSypG8k7VGWxWv4Ffl6
OfswCR9R2SIF7lrm3g#vca=rrss-inducido&vmc=abc-es&vso=fb&vli=noticia-video
 

 

Another source: https://www.abc.es/cultura/arte/abci-marcha-olvidada-imperio-espanol-arraso-ejercito-ingles-misisipi-201803260219_
noticia.html#vca=mod-sugeridos-p3&vmc=relacionados&vso=la-marcha-olvidada-con-la-que-el-imperio-espanol-arraso
-al-ejercito-ingles-en-el-misisipi&vli=noticia.video.cultura

 

 


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HISTORY BY CENTURY

1800s

 

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Black Freedmen in New England 18th-19th Centuries

Estimados/as Amigos/as,

Most of the current info I receive is credible. Other not so good because the articles are not research-based sounding hollow and propagandistic. I'd like to share with you a short piece from the book I cite at the end. The info Lorenzo J Greene provides is consonant with that of other researchers of colonial black history. We're talking here about freed slaves of 18th-19th century New England.  

Al Vela siglerpark@gmail.com

 "The inferior political status of the free Negroes was further aggravated by economic proscription. Means of earning a living were frequently closed to them because of their color. It was more difficult for the freedmen to find employment as freedmen than as slaves. . . .As freedmen, not only were the former slaves dependent upon themselves for the sale of their labor, but in addition they had to face the competition of white working men. The latter not only resented the appropriation of available jobs by Negroes, but occasionally manifested their displeasure by violence. Especially during the hard times immediately preceding and following the Revolution, free Negroes were sometimes insulted, threatened and beaten by mobs of poor whites in the streets of Boston. Frequently denied the opportunity of earning a living and forced into idleness as a consequence, free Negroes were to be later stigmatized as an idle, lazy and dissolute class," pp 304, Greene, LJ. (2017/1942), The Negro in Colonial New England: 1620-1776.  

Commentary. The last sentence reminds me of more recent times in the Casey of white attitudes toward MexAms. . .Whites (politicians and regular folks) called us dirty, ignorant and immoral. (Read Mendez v Westminster). These attitudes can be traced to 18th century in New England in the maltreatment  of Blacks and Native Americans, especially brutal/violent in the South.   

I'm sure minority persons have stories to tell about being insulted, ignored, assaulted because of their color and/or minority status... As a teenager, I recalled joining barrio friend Bobby Moreno on a bus trip to downtown Santa Ana to sell copies of the Santa Ana Register (now the OC Register). Along the way to the plant, we passed a fenced in area. When White boys saw us, they ran over to call us dirty Mexicans. I was flabbergasted as I'd taken my customary Saturday morning bath! Other than a couple more minor incidents, my relationships with Anglos have been exceptionally good, the majority of them my benefactors, friends and colleagues being white!  

Al Vela siglerpark@gmail.com

 

 


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HISTORY BY CENTURY

1900s

al90064@gmail.com al90064@gmail.comHide
To mimilozano@aol.com mimilozano@aol.com

He was my first cousin, one of 4 that signed up in WW2. “Little Joe” went into Army, Rudy Gandara went into the Navy, Edward “Jackson” Gandara went into the Marines, Robert Gandara went into the Sea Bees. Only “Little Joe” did not return. I was notified about the honor by a distant in-law. I was fortunate to go to Washington and met President Obama. I will attach a photo…(I am the one in the Uniform)

 

See my interview: DVIDS interview of Armando V. Lopez

Let me know if you need more info. This is a story that was not told!

There is much on internet. France erected a statue of him

 

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Mario Capecchi 


Power Point Presentation of an Italian immigrant who between the age of  three and eight endured WWII in the streets with other homeless boys. His mother had been place in a German concentration camp. They both survived and following the war,   they found each other and immigrated to the United States.  Mario studied and became a scientist, eventually receiving with his team, the Nobel Prize for their genetic research.

The photos in the Power Point Presentation of Mario Capecchi will touch you.  He represents one child in the horrible turmoil of a world at war.   

https://search.aol.com/aol/image?p=mario+cepecchi+el+nobel+pps+2017&s_it=img-ans&v_t=webmail-searchbox&fr=web
mail-searchbox&imgurl=https%3A%2F%2Fimage.slidesharecdn.com%2Felnbelpps-1230062604839903-1%2F95%2Fel
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HISTORY BY CENTURY

2000s

 


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Considered the best photo of this century. 

 A lioness and her cub were crossing the Savannah, but the heat was excessive and the cub was in great difficulty walking.
 
An elephant realized that the cub would die and carried him in his trunk to a pool of water walking beside his mother. And we call them wild animals.  

It's a great lesson for mankind who are fighting and dying for no reason.

Sent by Carl Campo y Escalante

 


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Read President Trump’s Pro-America Independence Day Speech From Mount Rushmore

July 3, 2020

 

The following story is brought to you courtesy of The Federalist. Click the link to visit their page and see more stories.

THE PRESIDENT: Well, thank you very much. And Gov. Noem, Secretary Bernhardt — very much appreciate it — members of Congress, distinguished guests, and a very special hello to South Dakota. (Applause.)

As we begin this Fourth of July weekend, the first lady and I wish each and every one of you a very, very Happy Independence Day. Thank you. (Applause.)

Let us show our appreciation to the South Dakota Army and Air National Guard, and the U.S. Air Force for inspiring us with that magnificent display of American air power — (applause) — and of course, our gratitude, as always, to the legendary and very talented Blue Angels. Thank you very much. (Applause.)

Let us also send our deepest thanks to our wonderful veterans, law enforcement, first responders, and the doctors, nurses, and scientists working tirelessly to kill the virus. They’re working hard. (Applause.) I want to thank them very, very much.

We’re grateful as well to your state’s congressional delegation: Sens. John Thune — John, thank you very much — (applause) — Sen. Mike Rounds — (applause) — thank you, Mike — and Dusty Johnson, congressman. Hi, Dusty. Thank you. (Applause.) And all others with us tonight from Congress, thank you very much for coming. We appreciate it.

There could be no better place to celebrate America’s independence than beneath this magnificent, incredible, majestic mountain and monument to the greatest Americans who have ever lived.

Today, we pay tribute to the exceptional lives and extraordinary legacies of George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln, and Teddy Roosevelt. (Applause.) I am here as your president to proclaim before the country and before the world: This monument will never be desecrated — (applause) — these heroes will never be defaced, their legacy will never, ever be destroyed, their achievements will never be forgotten, and Mount Rushmore will stand forever as an eternal tribute to our forefathers and to our freedom. (Applause.)

AUDIENCE: USA! USA! USA!

THE PRESIDENT: We gather tonight to herald the most important day in the history of nations: July 4, 1776. At those words, every American heart should swell with pride. Every American family should cheer with delight. And every American patriot should be filled with joy, because each of you lives in the most magnificent country in the history of the world, and it will soon be greater than ever before. (Applause.)

Our Founders launched not only a revolution in government, but a revolution in the pursuit of justice, equality, liberty, and prosperity. No nation has done more to advance the human condition than the United States of America. And no people have done more to promote human progress than the citizens of our great nation. (Applause.)

It was all made possible by the courage of 56 patriots who gathered in Philadelphia 244 years ago and signed the Declaration of Independence. (Applause.) They enshrined a divine truth that changed the world forever when they said: “All men are created equal.”

These immortal words set in motion the unstoppable march of freedom. Our Founders boldly declared that we are all endowed with the same divine rights — given [to] us by our Creator in Heaven. And that which God has given us, we will allow no one, ever, to take away — ever. (Applause.)

Seventeen seventy-six represented the culmination of thousands of years of Western civilization and the triumph not only of spirit, but of wisdom, philosophy, and reason.

And yet, as we meet here tonight, there is a growing danger that threatens every blessing our ancestors fought so hard for, struggled, they bled to secure.

Our nation is witnessing a merciless campaign to wipe out our history, defame our heroes, erase our values, and indoctrinate our children.

AUDIENCE: Booo —

THE PRESIDENT: Angry mobs are trying to tear down statues of our Founders, deface our most sacred memorials, and unleash a wave of violent crime in our cities. Many of these people have no idea why they are doing this, but some know exactly what they are doing. They think the American people are weak and soft and submissive. But no, the American people are strong and proud, and they will not allow our country, and all of its values, history, and culture, to be taken from them. (Applause.)

AUDIENCE: USA! USA! USA!

THE PRESIDENT: One of their political weapons is “cancel culture” — driving people from their jobs, shaming dissenters, and demanding total submission from anyone who disagrees. This is the very definition of totalitarianism, and it is completely alien to our culture and our values, and it has absolutely no place in the United States of America. (Applause.) This attack on our liberty, our magnificent liberty, must be stopped, and it will be stopped very quickly. We will expose this dangerous movement, protect our nation’s children, end this radical assault, and preserve our beloved American way of life. (Applause.)

In our schools, our newsrooms, even our corporate boardrooms, there is a new far-left fascism that demands absolute allegiance. If you do not speak its language, perform its rituals, recite its mantras, and follow its commandments, then you will be censored, banished, blacklisted, persecuted, and punished. It’s not going to happen to us. (Applause.)

Make no mistake: this left-wing cultural revolution is designed to overthrow the American Revolution. In so doing, they would destroy the very civilization that rescued billions from poverty, disease, violence, and hunger, and that lifted humanity to new heights of achievement, discovery, and progress.

To make this possible, they are determined to tear down every statue, symbol, and memory of our national heritage.

AUDIENCE MEMBER: Not on my watch! (Applause.)

THE PRESIDENT: True. That’s very true, actually. (Laughter.) That is why I am deploying federal law enforcement to protect our monuments, arrest the rioters, and prosecute offenders to the fullest extent of the law. (Applause.)

AUDIENCE: Four more years! Four more years! Four more years!

THE PRESIDENT: I am pleased to report that yesterday, federal agents arrested the suspected ringleader of the attack on the statue of Andrew Jackson in Washington, D.C. — (applause) — and, in addition, hundreds more have been arrested. (Applause.)

Under the executive order I signed last week — pertaining to the Veterans’ Memorial Preservation and Recognition Act and other laws — people who damage or deface federal statues or monuments will get a minimum of 10 years in prison. (Applause.) And obviously, that includes our beautiful Mount Rushmore. (Applause.)

Our people have a great memory. They will never forget the destruction of statues and monuments to George Washington, Abraham Lincoln, Ulysses S. Grant, abolitionists, and many others.

The violent mayhem we have seen in the streets of cities that are run by liberal Democrats, in every case, is the predictable result of years of extreme indoctrination and bias in education, journalism, and other cultural institutions.

Against every law of society and nature, our children are taught in school to hate their own country, and to believe that the men and women who built it were not heroes, but that were villains. The radical view of American history is a web of lies — all perspective is removed, every virtue is obscured, every motive is twisted, every fact is distorted, and every flaw is magnified until the history is purged and the record is disfigured beyond all recognition.

This movement is openly attacking the legacies of every person on Mount Rushmore. They defile the memory of Washington, Jefferson, Lincoln, and Roosevelt. Today, we will set history and history’s record straight. (Applause.)

Before these figures were immortalized in stone, they were American giants in full flesh and blood, gallant men whose intrepid deeds unleashed the greatest leap of human advancement the world has ever known. Tonight, I will tell you and, most importantly, the youth of our nation, the true stories of these great, great men.

From head to toe, George Washington represented the strength, grace, and dignity of the American people. From a small volunteer force of citizen farmers, he created the Continental Army out of nothing and rallied them to stand against the most powerful military on Earth.

Through eight long years, through the brutal winter at Valley Forge, through setback after setback on the field of battle, he led those patriots to ultimate triumph. When the Army had dwindled to a few thousand men at Christmas of 1776, when defeat seemed absolutely certain, he took what remained of his forces on a daring nighttime crossing of the Delaware River.

They marched through nine miles of frigid darkness, many without boots on their feet, leaving a trail of blood in the snow. In the morning, they seized victory at Trenton. After forcing the surrender of the most powerful empire on the planet at Yorktown, Gen. Washington did not claim power, but simply returned to Mount Vernon as a private citizen.

When called upon again, he presided over the Constitutional Convention in Philadelphia, and was unanimously elected our first president. (Applause.) When he stepped down after two terms, his former adversary King George called him “the greatest man of the age.” He remains first in our hearts to this day. For as long as Americans love this land, we will honor and cherish the father of our country, George Washington. (Applause.) He will never be removed, abolished, and most of all, he will never be forgotten. (Applause.)

Thomas Jefferson — the great Thomas Jefferson — was 33 years old when he traveled north to Pennsylvania and brilliantly authored one of the greatest treasures of human history, the Declaration of Independence. He also drafted Virginia’s Constitution, and conceived and wrote the Virginia Statute for Religious Freedom, a model for our cherished First Amendment.

After serving as the first secretary of state, and then vice president, he was elected to the presidency. He ordered American warriors to crush the Barbary pirates, he doubled the size of our nation with the Louisiana Purchase, and he sent the famous explorers Lewis and Clark into the west on a daring expedition to the Pacific Ocean.

He was an architect, an inventor, a diplomat, a scholar, the founder of one of the world’s great universities, and an ardent defender of liberty. Americans will forever admire the author of American freedom, Thomas Jefferson. (Applause.) And he, too, will never, ever be abandoned by us. (Applause.)

Abraham Lincoln, the savior of our union, was a self-taught country lawyer who grew up in a log cabin on the American frontier.

The first Republican president, he rose to high office from obscurity, based on a force and clarity of his anti-slavery convictions. Very, very strong convictions.

He signed the law that built the Transcontinental Railroad; he signed the Homestead Act, given to some incredible scholars — as simply defined, ordinary citizens free land to settle anywhere in the American West; and he led the country through the darkest hours of American history, giving every ounce of strength that he had to ensure that government of the people, by the people, and for the people did not perish from this Earth. (Applause.)

He served as commander-in-chief of the U.S. Armed Forces during our bloodiest war, the struggle that saved our union and extinguished the evil of slavery. Over 600,000 died in that war; more than 20,000 were killed or wounded in a single day at Antietam. At Gettysburg, 157 years ago, the Union bravely withstood an assault of nearly 15,000 men and threw back Pickett’s charge.

Lincoln won the Civil War; he issued the Emancipation Proclamation; he led the passage of the 13th Amendment, abolishing slavery for all time — (applause) — and ultimately, his determination to preserve our nation and our union cost him his life. For as long as we live, Americans will uphold and revere the immortal memory of President Abraham Lincoln. (Applause.)

Theodore Roosevelt exemplified the unbridled confidence of our national culture and identity. He saw the towering grandeur of America’s mission in the world and he pursued it with overwhelming energy and zeal.

As a lieutenant colonel during the Spanish-American War, he led the famous Rough Riders to defeat the enemy at San Juan Hill. He cleaned up corruption as police commissioner of New York City, then served as the governor of New York, vice president, and at 42 years old, became the youngest-ever president of the United States. (Applause.)

He sent our great new naval fleet around the globe to announce America’s arrival as a world power. He gave us many of our national parks, including the Grand Canyon; he oversaw the construction of the awe-inspiring Panama Canal; and he is the only person ever awarded both the Nobel Peace Prize and the Congressional Medal of Honor. He was — (applause) — American freedom personified in full. The American people will never relinquish the bold, beautiful, and untamed spirit of Theodore Roosevelt. (Applause.)

No movement that seeks to dismantle these treasured American legacies can possibly have a love of America at its heart. Can’t have it. No person who remains quiet at the destruction of this resplendent heritage can possibly lead us to a better future.

The radical ideology attacking our country advances under the banner of social justice. But in truth, it would demolish both justice and society. It would transform justice into an instrument of division and vengeance, and it would turn our free and inclusive society into a place of repression, domination, and exclusion.

They want to silence us, but we will not be silenced. (Applause.)

AUDIENCE: USA! USA! USA!

AUDIENCE MEMBER: We love you!

THE PRESIDENT: Thank you. Thank you very much. Thank you very much.

We will state the truth in full, without apology: We declare that the United States of America is the most just and exceptional nation ever to exist on Earth.

We are proud of the fact — (applause) — that our country was founded on Judeo-Christian principles, and we understand — (applause) — that these values have dramatically advanced the cause of peace and justice throughout the world.

We know that the American family is the bedrock of American life. (Applause.)

We recognize the solemn right and moral duty of every nation to secure its borders. (Applause.) And we are building the wall. (Applause.)

We remember that governments exist to protect the safety and happiness of their own people. A nation must care for its own citizens first. We must take care of America first. It’s time. (Applause.)

We believe in equal opportunity, equal justice, and equal treatment for citizens of every race, background, religion, and creed. Every child, of every color — born and unborn — is made in the holy image of God. (Applause.)

We want free and open debate, not speech codes and cancel culture.

We embrace tolerance, not prejudice.

We support the courageous men and women of law enforcement. (Applause.) We will never abolish our police or our great Second Amendment, which gives us the right to keep and bear arms. (Applause.)

We believe that our children should be taught to love their country, honor our history, and respect our great American flag. (Applause.)

We stand tall, we stand proud, and we only kneel to Almighty God. (Applause.)

This is who we are. This is what we believe. And these are the values that will guide us as we strive to build an even better and greater future.

Those who seek to erase our heritage want Americans to forget our pride and our great dignity, so that we can no longer understand ourselves or America’s destiny. In toppling the heroes of 1776, they seek to dissolve the bonds of love and loyalty that we feel for our country, and that we feel for each other. Their goal is not a better America, their goal is the end of America.

AUDIENCE: Booo —

THE PRESIDENT: In its place, they want power for themselves. But just as patriots did in centuries past, the American people will stand in their way — and we will win, and win quickly and with great dignity. (Applause.)

We will never let them rip America’s heroes from our monuments, or from our hearts. By tearing down Washington and Jefferson, these radicals would tear down the very heritage for which men gave their lives to win the Civil War; they would erase the memory that inspired those soldiers to go to their deaths, singing these words of the Battle Hymn of the Republic: “As He died to make men Holy, let us die to make men free, while God is marching on.” (Applause.)

They would tear down the principles that propelled the abolition of slavery in America and, ultimately, around the world, ending an evil institution that had plagued humanity for thousands and thousands of years. Our opponents would tear apart the very documents that Martin Luther King used to express his dream, and the ideas that were the foundation of the righteous movement for civil rights. They would tear down the beliefs, culture, and identity that have made America the most vibrant and tolerant society in the history of the Earth.

My fellow Americans, it is time to speak up loudly and strongly and powerfully and defend the integrity of our country. (Applause.)

AUDIENCE: USA! USA! USA!

THE PRESIDENT: It is time for our politicians to summon the bravery and determination of our American ancestors. It is time. (Applause.) It is time to plant our flag and protect the greatest of this nation, for citizens of every race, in every city, and every part of this glorious land. For the sake of our honor, for the sake of our children, for the sake of our union, we must protect and preserve our history, our heritage, and our great heroes. (Applause.)

Here tonight, before the eyes of our forefathers, Americans declare again, as we did 244 years ago, that we will not be tyrannized, we will not be demeaned, and we will not be intimidated by bad, evil people. It will not happen. (Applause.)

AUDIENCE: USA! USA! USA!

THE PRESIDENT: We will proclaim the ideals of the Declaration of Independence, and we will never surrender the spirit and the courage and the cause of July 4, 1776.

Upon this ground, we will stand firm and unwavering. In the face of lies meant to divide us, demoralize us, and diminish us, we will show that the story of America unites us, inspires us, includes us all, and makes everyone free.

We must demand that our children are taught once again to see America as did Rev. Martin Luther King, when he said that the Founders had signed “a promissory note” to every future generation. Dr. King saw that the mission of justice required us to fully embrace our founding ideals. Those ideals are so important to us — the founding ideals. He called on his fellow citizens not to rip down their heritage, but to live up to their heritage. (Applause.)

Above all, our children, from every community, must be taught that to be American is to inherit the spirit of the most adventurous and confident people ever to walk the face of the Earth.

Americans are the people who pursued our manifest destiny across the ocean, into the uncharted wilderness, over the tallest mountains, and then into the skies and even into the stars.

We are the country of Andrew Jackson, Ulysses S. Grant, and Frederick Douglass. We are the land of Wild Bill Hickock and Buffalo Bill Cody. (Applause.) We are the nation that gave rise to the Wright Brothers, the Tuskegee Airmen — (applause) — Harriet Tubman, Clara Barton, Jesse Owens, George Patton — Gen. George Patton — the great Louis Armstrong, Alan Shepard, Elvis Presley, and Mohammad Ali. (Applause.) And only America could have produced them all. (Applause.) No other place.

We are the culture that put up the Hoover Dam, laid down the highways, and sculpted the skyline of Manhattan. We are the people who dreamed a spectacular dream — it was called: Las Vegas, in the Nevada desert; who built up Miami from the Florida marsh; and who carved our heroes into the face of Mount Rushmore. (Applause.)

Americans harnessed electricity, split the atom, and gave the world the telephone and the internet. We settled the Wild West, won two World Wars, landed American astronauts on the Moon — and one day very soon, we will plant our flag on Mars.

We gave the world the poetry of Walt Whitman, the stories of Mark Twain, the songs of Irving Berlin, the voice of Ella Fitzgerald, the style of Frank Sinatra — (applause) — the comedy of Bob Hope, the power of the Saturn V rocket, the toughness of the Ford F-150 — (applause) — and the awesome might of the American aircraft carriers.

Americans must never lose sight of this miraculous story. You should never lose sight of it, because nobody has ever done it like we have done it. So today, under the authority vested in me as President of the United States — (applause) — I am announcing the creation of a new monument to the giants of our past. I am signing an executive order to establish the National Garden of American Heroes, a vast outdoor park that will feature the statues of the greatest Americans to ever live. (Applause.)

From this night and from this magnificent place, let us go forward united in our purpose and rededicated in our resolve. We will raise the next generation of American patriots. We will write the next thrilling chapter of the American adventure. And we will teach our children to know that they live in a land of legends, that nothing can stop them, and that no one can hold them down. (Applause.) They will know that in America, you can do anything, you can be anything, and together, we can achieve anything. (Applause.)

Uplifted by the titans of Mount Rushmore, we will find unity that no one expected; we will make strides that no one thought possible. This country will be everything that our citizens have hoped for, for so many years, and that our enemies fear — because we will never forget that American freedom exists for American greatness. And that’s what we have: American greatness. (Applause.)

Centuries from now, our legacy will be the cities we built, the champions we forged, the good we did, and the monuments we created to inspire us all.

My fellow citizens: America’s destiny is in our sights. America’s heroes are embedded in our hearts. America’s future is in our hands. And ladies and gentlemen: the best is yet to come. (Applause.)

AUDIENCE: USA! USA! USA!

THE PRESIDENT: This has been a great honor for the first lady and myself to be with you. I love your state. I love this country. I’d like to wish everybody a very happy Fourth of July. To all, God bless you, God bless your families, God bless our great military, and God bless America. Thank you very much. (Applause.)

https://thecongressionalinsider.com/read-president-trumps-pro-america-independence
-day-speech-from-mount-rushmore/
 

 


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